El receptor de los Yankees, J.C. Escarra, quien hizo su debut en las Grandes Ligas el 29 de marzo, llegó al último juego de la serie contra los Rockies en el Coors Field bateando .195. Pero el veterano de 30 años tuvo una gran jornada en la victoria de los Yankees por 5-4, yéndose de 4-3 con un doble y dos carreras empujadas, incluyendo un batazo clave en el octavo episodio.
En esta época, hace un par de años, Escarra no bateaba pelotas de béisbol hacia el jardín derecho. Conducía un Uber y hacía cualquier otra cosa que pudiera para ayudar a su familia mientras mantenía vivos sus sueños en una liga independiente.
Mientras la música de celebración resonaba en el clubhouse de los visitantes con los Yankees empacando para su viaje a Los Ángeles, donde jugarán contra los Angelinos y los Dodgers antes de regresar a casa, Escarra lo asimilaba todo.
“Es surrealista”, dijo Escarra. “Sólo por lo que estaba haciendo. A veces me siento y pienso en dónde estoy hoy, con quién estoy jugando, el nombre en mi camiseta. Es increíble”.
El nombre en el frente de su jersey decía “Nueva York”, con la clásica letra de la franquicia más exitosa del béisbol. Dada la presión que conlleva jugar en los Yankees, Escarra ha manejado su llegada a las Mayores de manera admirable, especialmente considerando que es un receptor suplente que debe encontrar la manera de producir en el plato y detrás de él, a pesar de un esporádico tiempo de juego.
Aunque fueron las hazañas de Escarra con el bate las que más se destacaron el domingo, el mánager de Nueva York, Aaron Boone, dijo que hay mucho más en el juego de Escarra que eso, y lo está demostrando.
“Realmente sabe batear”, aseguró Boone. “Pero la mejor parte es lo que está aportando detrás del plato. Se ha visto excelente. Los días que no tengo a Austin Wells allí, tenemos mucha confianza en J.C.”
Es así con los lanzadores con los que está trabajando, incluido el abridor del domingo, Will Warren.
“Jugué con él el año pasado [en las Ligas Menores]”, comentó Warren. “He visto el esfuerzo que pone todos los días. Entonces, verlo tener éxito es increíble”.
Un doble productor en la quinta entrada de Aaron Judge y un elevado de sacrificio más adelante en ese episodio del dominicano Jasson Domínguez prepararon el escenario para el sencillo de Escarra en el octavo inning, dándole un récord personal de tres hits en la tarde, otro hito en su incipiente carrera.
La actuación del domingo fue la última manifestación de lo lejos que ha llegado Escarra, junto con su primer hit en Grandes Ligas el 3 de abril contra los D-backs en el Yankee Stadium, su primer jonrón el 27 de abril ante los Azulejos en el Bronx y su elevado de sacrificio como bateador emergente que le dio el triunfo a los Yankees sobre los Padres el 7 de mayo.
Cuando se paró en el plato en el crucial octavo episodio con dos outs y Domínguez en segunda, Escarra sabía que éste era un gran momento.
“Hoy fue una lucha bien fuerte”, señaló Escarra. “Salimos con todo ayer, pero los Rockies nos dieron algunos problemas en ese primer juego, y es un equipo al que no podíamos tomar a la ligera. Estaba emocionado, porque sé que cada carrera importa.
“Al final, ésa es la carrera que marcó la diferencia en el partido”.
Escarra no es ajeno a dar la batalla. Luchó por ganarse su sitio en el cajón de bateo el domingo y estuvo a la altura del momento, tal como lo hizo cuando pasó de ser un conductor de Uber que vivía de sueldo a sueldo a aparecer a la hora clave para ayudar a llevar a los Yankees a la victoria.
“Hubo un momento en el que realmente no veía ninguna luz al final del túnel”, reconoció Escarra. “Estaba listo para rendirme. Pero tenía esa esperanza en mi corazón que me mantenía hacia adelante”.