Cómo un fuerte lazo influyó en el regreso de Fredi González a Atlanta
This browser does not support the video element.
ATLANTA -- El cubano Fredi González pasó las últimas décadas rodeado de grandes jugadores como Chipper Jones, el venezolano Miguel Cabrera y Gunnar Henderson. Pasó la primavera pasada como entrenador voluntario en la Universidad Ursinus, ubicada cerca de su casa en el área de Filadelfia.
En lugar de disfrutar del sol durante los Entrenamientos Primaverales, lidió con el frío invernal en aquellos días en que el clima era lo suficientemente cálido como para que los jugadores salieran del gimnasio por unos minutos a soltar el brazo. En lugar de ayudar a formar a peloteros de Grandes Ligas, González se deleitaba con la oportunidad de estar cerca de los jóvenes, cuya pasión por el béisbol a menudo superaba el talento.
Ursinus terminó con marca de 20-20, una mejora de ocho victorias respecto a la campaña del 2024, pero no lo suficientemente bueno como para clasificar a la postemporada.
“Les dije a los muchachos en el último juego que ellos hicieron más por mí a esta altura de mi carrera de lo que yo hice por ellos”, expresó González. “Cuando te quitan algo en octubre y no puedes volver al béisbol y no vas a los campamentos por primera vez en 40 años… le dije a mi esposa que necesitaba ser voluntario y devolverle algo a la comunidad. Fue muy divertido”.
González lucía contento cuando lo vimos la semana pasada mientras los Bravos estaban en Filadelfia. Dolió cuando los Orioles no lo retuvieron como su coach de la banca al final del año pasado. Pero él se mantuvo ocupado y cerca del juego.
Además de fungir como coach voluntario, González pasó tiempo recientemente ganando US$300 por partido para evaluar a umpires para MLB. Incluso compró una entrada para ver lanzar a Paul Skenes en Filadelfia. Y tan reciente como el viernes pasado, reemplazó al comentarista de los Bravos, C.J. Nitkowski, en Sirius XM.
González también tiene previsto unirse a Brian McCann como miembro del cuerpo técnico del manager Mark DeRosa para el Equipo de los Estados Unidos en el Clásico Mundial de Béisbol del próximo año.
“Mi esposa me dijo, ‘Eres la persona desempleada más ocupada que he visto en mi vida’”, contó González con una sonrisa.
Bueno, la vida se volvió un poco más ocupada la mañana del domingo, cuando el oriundo de Holguín vio un mensaje de texto de un número que no reconoció. Atendió la solicitud del presidente de operaciones de béisbol de los Bravos, Alex Anthopoulos, de llamarlo y le ofrecieron la oportunidad de convertirse en el coach de la tercera base de Atlanta.
Esto fue totalmente inesperado. González estuvo sentado en la oficina del manager de los Bravos, Brian Snitker, cinco días antes, simplemente poniéndose al día con su viejo amigo. David O’Brien de The Athletic y yo entramos a la oficina de Snitker para conversar con González como lo hacíamos antes, cuando no todas las entrevistas con los dirigentes se realizaban en una aburrida sala de entrevistas.
This browser does not support the video element.
En realidad, fue una coincidencia que González recibiera esta llamada unos días después de estar en el clubhouse de los Bravos como visitante. Entonces,, sí, creo que se sorprendió cuando le ofrecieron la oportunidad de reemplazar a Matt Tuiasosopo, cuyo período como coach de la antesala de Atlanta esencialmente terminó la noche del viernes, cuando casi hace que pusieran out en el plato al venezolano Ronald Acuña Jr., quien además pudo haberse lesionado.
¿Por qué González estuvo dispuesto a aceptar este trabajo a mitad de temporada? Una razón fue el fuerte vínculo que comparte con Snitker, el hombre que lo reemplazó como manager de Atlanta seis semanas después de iniciada la campaña del 2016. González le envió a Snitker una botella de champán después de la primera victoria en su carrera y continuó apoyando a su amigo desde la distancia.
El hijo de González, Alex, vive en Atlanta y su hija Gigi vive a unas pocas horas en Statesboro. Estarán todos juntos para el Día del Padre por primera vez en mucho tiempo.
Pero la razón más significativa para volver a Atlanta pudo haber sido la oportunidad de reincorporarse al equipo de Bobby Cox. A González se le quebró la voz el martes cuando comenzó a hablar de Cox. González fue el coach de tercera del manager Miembro del Salón de la Fama del 2003 al 2006.
Cuando González se fue para convertirse en el dirigente de los Marlins en el 2007, Snitker se convirtió en el coach de tercera de Cox en Atlanta. Snitker permaneció en ese rol cuando González regresó a Atlanta para ser el dirigente de los Bravos en el 2011.
Y, por supuesto, Snitker reemplazó a González como timonel de Atlanta unos años después.
Snitker y González estarán vinculados para siempre como un par de instructores que siempre se han esforzado por enorgullecer a Cox. Este lazo les permitirá trabajar una vez más sin el mínimo atisbo de incomodidad.
“Hay un limitado grupo de personas, y cuando digo un grupo limitado, me refiero a menos de cinco, por el que haría esto, y Snit es una de ellas”, dijo González.