ATLANTA -- La primera regla para sobrevivir como jugador joven en Nueva York: bloquear el ruido externo. Por eso Anthony Volpe asegura que no le presta atención a los comentarios fuera del terreno.
Cuando fragmentos de esas críticas llegan al clubhouse, el campocorto de los Yankees insiste en que la presión externa no se compara con la que él mismo se impone.
“Sé lo que tengo que hacer”, dijo Volpe, quien disfrutó el primer juego de múltiples jonrones en su carrera el sábado, liderando a los Yankees en su victoria 12-9 sobre los Bravos en el Truist Park. “Nada de lo que venga de afuera se compara con el estándar que yo mismo me exijo. Incluso en una buena noche, hay que volver al trabajo de inmediato”.
El ruido alrededor de Volpe ha aumentado, mientras atraviesa una difícil tercera temporada marcada por una baja en su promedio de bateo y dudas sobre su defensa.
Pero los comentarios en redes sociales o programas de radio no tienen peso real dentro del equipo. Los Yankees han respaldado firmemente a Volpe, convencidos de que su impacto va más allá de los números y que lo mejor está por venir.
“Veo a un muchacho joven que ha salido a jugar muy buena defensa, sin importar cómo esté bateando”, dijo Trent Grisham, quien conectó un grand slam decisivo en la novena entrada ante Raisel Iglesias. “Verlo pegar dos jonrones esta noche fue increíble”.
Quizás la remontada del sábado —en la que Volpe igualó su marca personal con cuatro impulsadas— quede como el punto de inflexión de su temporada.
Perdiendo 5-0 después de que Will Warren fuera retirado del juego en el cuarto inning, Volpe encendió la chispa con un jonrón de dos carreras ante Wander Suero.
“Siento que en la última semana, una o dos veces por juego, le ha estado dando duro a la bola”, comentó el manager Aaron Boone. “Esta noche las mandó a donde no las pueden atrapar”.
Aunque Volpe llegó al juego del sábado con apenas nueve hits en sus últimos 99 turnos al bate (.121) desde el 15 de junio, insistió en que el bajón no afectó su enfoque.
“Sé que es parte del juego, parte del béisbol”, dijo Volpe. “Tengo tanta confianza en mi trabajo y en mi proceso que nada cambia... Yo me muevo con el equipo. Así que cuando ganamos, estoy feliz. Cuando perdemos, no lo estoy”.
Ese sentir fue compartido por Will Warren, quien comentó que a Volpe “le carcome por dentro cuando siente que no está rindiendo como él cree que debería”.
“Nosotros vemos el trabajo que hace tras bambalinas”, dijo Warren. “Está esforzándose. Sabe que su enfoque mental es el correcto. Ver que hoy todo encajó fue genial, y ojalá siga así”.
Los Yankees enviaron a nueve bateadores al plato en un sexto inning de cuatro carreras, que incluyó un elevado de sacrificio profundo de Volpe en medio de lo que Aaron Boone describió como “muchos turnos tremendos, exigentes, con garra”, que ayudaron a “mantener la presión sobre ellos”.
Cody Bellinger disparó un largo jonrón solitario para recibir a Pierce Johnson en el séptimo. El cuadrangular del empate de Volpe llegó en el octavo ante Dylan Lee, poco después de que Luke Weaver saliera de un aprieto con bases llenas y un out, herencia de Jonathan Loáisiga.
“Especialmente en el bullpen, ya tarde en el juego, uno siente que no puede quedarse sentado como espectador”, dijo Weaver. “Tienes que saber que este equipo puede remontar en cualquier momento, encadenar varios hits, y aparecer con un jonrón clave como el de Grisham. No hay un solo bateador en esta alineación que suba al plato sin dar un turno competitivo”.
La remontada ayudó a quitarle presión a Warren en una noche en la que luchó por controlar sus emociones. Mientras aún no terminaba el complicado cuarto inning, Warren golpeó el techo del dugout y luego revisó su mano de lanzar.
Aseguró que su mano estaba bien, pero los Bravos inflaron su línea de estadísticas: Michael Harris II y Ozzie Albies le conectaron jonrones al novato derecho, quien ha tenido resultados mixtos este mes, con dos buenas salidas entre dos presentaciones difíciles.
“Fue muy bueno… hasta que dejó de serlo”, resumió Boone.
Aun así, la remontada del sábado dejó un recordatorio importante para el cuerpo de lanzadores: mantengan el juego cerrado, y esta ofensiva les dará una oportunidad.
“Creo que esto demuestra y le da confianza a todos de que estamos en cada juego. Tenemos mucha pelea”, dijo Grisham. “Cada abridor y cada relevista sabe que esta ofensiva va a seguir y no se va a rendir”.