SAN FRANCISCO -- Con 42 juegos por disputar, el Oeste de la Liga Nacional está completamente para quien lo quiera.
Momentos después de la victoria de los Padres por 5-1 sobre los Gigantes en Oracle Park, los Angelinos dejaron tendidos a los Dodgers en Anaheim, dejando a San Diego y a L.A. con idéntico récord de 68-52. Es la fecha más avanzada en una temporada en la que los Padres han tenido, al menos, una parte del liderato divisional desde el 25 de septiembre de 2010.
“Quedan muchos juegos”, dijo el jardinero central Jackson Merrill, quien sentenció el encuentro con un jonrón por la banda contraria en el octavo inning. “No hay nada que podamos controlar allá. Nosotros estamos concentrados en el momento aquí”.
Tal vez sea así. Pero las televisiones en el clubhouse visitante de Oracle Park estaban sintonizadas con el final del Dodgers-Angelinos, y se escucharon algunos aplausos cuando Jo Adell conectó un sencillo de oro por encima de la tercera base.
“Siempre es divertido ver partidos de béisbol”, agregó Merrill con una sonrisa irónica.
Los Padres y Dodgers se enfrentarán seis veces en los próximos 12 días, incluyendo una serie de tres juegos que comenzará el viernes por la noche en Los Ángeles. Pero primero, los Padres tienen asuntos pendientes en San Francisco.
El triunfo del martes fue el 13ro en sus últimos 16 compromisos, y a estas alturas, su realidad es que cualquier victoria significa ganar terreno en algún frente. Los Padres también se colocaron empatados con los Cachorros en el primer lugar de los Comodines y con la ventaja de local para su primera serie de postemporada. Además, quedaron a 1.5 juegos de los Filis, actuales dueños del segundo pase directo a la segunda ronda de la Liga Nacional.
“Sólo disfrútenlo”, exclamó el campocorto Xander Bogaerts. “Todos sabemos que lo que estamos haciendo es algo especial. No se puede dar nada por sentado. Hay que seguir viniendo y haciendo lo mismo que estamos haciendo. Es muy agradable y divertido venir al estadio cada día”.