SAN LUIS -- Mientras caminaba tranquilamente desde el Great American Ball Park de Cincinnati hasta el hotel del equipo de los Cardenales la noche del viernes --sólo un par de horas después de haber debutado en Grandes Ligas-- César Prieto no dejaba de pensar en un momento de tensión ocurrido cuatro años y medio atrás, cuando corría a toda velocidad desde un hotel rumbo a sus sueños.
Prieto, oriundo de Cienfuegos, Cuba, se vio obligado a desertar de su país y de la selección cubana el 26 de mayo de 2021 para perseguir su sueño de algún día llegar a la Gran Carpa. Ese día, mientras la selección cubana se encontraba en West Palm Beach, Florida, para disputar un torneo clasificatorio rumbo a los Juegos Olímpicos, Prieto --de 22 años en ese momento-- se bajó del autobús del equipo y corrió hacia un auto que lo esperaba. El vehículo arrancó velozmente y lo llevó hacia la libertad. Es un momento que sigue presente en su memoria, pero del cual no se arrepiente, especialmente ahora que ha cumplido su sueño de niño de jugar en MLB con los Cardenales.
“Sentí muchas emociones mientras regresaba al hotel anoche”, contó Prieto a los reporteros el sábado en Cincinnati, antes de la victoria de los Cardenales por 4-2 sobre los Rojos. “Lo único que pasaba por mi mente era todo el proceso por el que tuve que pasar para llegar hasta aquí. Finalmente haberlo conseguido me hizo muy feliz”.
Aunque ahora está más feliz que nunca, Prieto meditó durante años la decisión de desertar. Su abuelo, uno de los primeros en enseñarle a jugar béisbol y quien solía ayudarlo a evitar tareas en la finca familiar para que no se lesionara, siempre le aconsejó que no desertara. Sus padres, César y María, también estaban en contra de la idea, aunque sabían que sus deseos no podían frenar la determinación de su hijo.
Con la ayuda de Billy Henderson y Jo Hastings --residentes de Florida que trabajaron durante tres años con Prieto para coordinar su deserción--, el infielder de 1.80 metros, con un swing natural, planeaba originalmente escapar tras aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Miami, después del vuelo desde La Habana. Al no concretarse esa oportunidad, Prieto decidió huir cuando el equipo llegó al hotel en West Palm Beach. Según recuerda, casi no durmió en los días previos a la deserción, preocupado de que algo saliera mal. Sin embargo, cuando corrió hacia el vehículo, sintió una calma inesperada.
“Estuve súper nervioso todo el día, y sólo traté de no pensar en lo malo”, relató recientemente Prieto. “Tomé la decisión y sólo pensé en positivo, esperando que todo saliera bien. Lo hice y estoy feliz de haberlo hecho.
“Pero sí, esa carrera hacia el auto fueron los 30 segundos más locos de mi vida”.
Considerado un prospecto en ascenso en Cuba durante su adolescencia, Prieto captó la atención de los cazatalentos de MLB en 2017, cuando jugó el mejor béisbol de su vida en un torneo Sub-18 en Thunder Bay, Ontario. Ese viaje a Canadá fue su primera salida de la isla. Allí pudo ver el equipo y la tecnología que utilizaban otros equipos, y deseó contar con esas herramientas para mejorar como pelotero. Ese torneo marcó también el inicio de su sueño de llegar a las Mayores.
“En ese torneo en Canadá fue cuando realmente me di cuenta de que podía jugar a un nivel alto”, afirmó. “Había muchos prospectos importantes de MLB, y yo tuve buenos números. Ahí pensé: ‘Tal vez yo también puedo ser un prospecto de MLB’”.
A lo largo de los años, escuchó historias desgarradoras de figuras cubanas como Yasiel Puig, quienes fracasaron repetidamente en sus intentos de desertar. La pandemia del COVID-19 retrasó sus planes, pero para 2021 ya tenía claro lo que debía hacer. Por eso no dudó al correr lejos del hotel hacia el vehículo que lo esperaba.
“Fue una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida, y estaba muy nervioso”, reconoció. “Pero ese día solo había un guardia con el equipo. Éramos muchos jugadores y solo había un guardia, por eso tomé la decisión de correr”.
Tras pasar unas horas en un centro comercial cercano, intentando mezclarse con la gente, empezó a asimilar lo que acababa de hacer. Entre el alivio y la alegría, también hubo cánticos de “U-S-A” y lágrimas de dolor.
“Es difícil explicar mis emociones en ese momento”, externó Prieto, quien llamó a su padre apenas minutos después de desertar para informarle que estaba a salvo. “Estaba tan feliz que gritaba ‘U-S-A, U-S-A’. Pero, al mismo tiempo, me sentía triste. Todas esas emociones iban y venían. Se me salieron algunas lágrimas, pero no soy de los que les gusta llorar”.
Luego de establecerse en Clearwater, Florida, donde trabajó para bajar unos nueve kilogramos y mejorar su juego, Prieto firmó con los Orioles un contrato que le garantizaba un bono de US$650,000. En 2023, cuando los Cardenales traspasaron al lanzador Jack Flaherty, Prieto fue una de las piezas que más les interesaba recibir en el cambio.
Ahora con 26 años, Prieto terminó la temporada 2023 en Triple-A Memphis y volvió a jugar allí en 2024 y 2025. En esta temporada con Memphis, se ganó una oportunidad de ascenso tras registrar línea ofensiva de .295/.359/.448/.807, con 29 dobles, nueve jonrones y 62 carreras impulsadas. Finalmente, camino a las Grandes Ligas, Prieto y el también novato Jimmy Crooks tomaron dos vuelos y perdieron su equipaje. Pero nada de eso se comparaba con el estrés de su carrera hacia la libertad.
“Siento que volví a nacer. Es como si fuera una nueva persona ahora”, confesó Prieto, quien se ponchó durante su debut en MLB el viernes. “Al principio fue muy difícil porque no conocía a muchas personas aquí. Pero logré una vida mejor para mí, y sé que tomé la decisión correcta”.