Montás brinda una razón de optimismo para unos atribulados Mets

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NUEVA YORK -- La buena noticia para los Mets el martes fue que el dominicano Francelis “Frankie” Montás se vio tal y como los directivos del equipo esperaban de cara a su debut de la temporada contra los Bravos, muy parecido al Montás de antes. Llevó su recta hasta las 98 millas por hora y mantuvo a una sólida ofensiva en blanco durante cinco entradas.

La mala noticia fue todo lo demás.

Mientras Montás se presentaba como una solución viable a largo plazo para la rotación, los relevistas y jugadores de posición de los Mets continuaron inmersos en un bache. El mejor ejemplo: Tan pronto como Montás salió, el bullpen se derrumbó. El dominicano Huáscar Brazobán llenó las bases con boletos. El venezolano José Castillo no retiró a ninguno de los tres bateadores que enfrentó. Reed Garrett permitió un sencillo de dos carreras de Matt Olson para que Atlanta se fuera arriba.

Y todo eso fue apenas en la sexta entrada.

Los Mets terminaron perdiendo por 7-4 ante los Bravos, su décima derrota en 11 juegos, en una noche que debería haberse tratado completamente sobre Montás, una firma del receso de temporada por US$34 millones que sufrió una distensión en el dorsal derecho en la pretemporada, se perdió cuatro meses, batalló enormemente en su asignación de rehabilitación y luego superó ampliamente la mayoría de las expectativas en su debut.

En realidad, los Mets no podían estar más que encantados de ver a Montás producir una línea de pitcheo de cinco innings en blanco, tres hits, tres bases por bolas y cinco ponches contra Atlanta.

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Y al mismo tiempo, no podrían estar más que consternados con el resultado final: Una salida sin decisión para Montás, otra derrota para los Mets y un estancamiento continuo en la tabla de posiciones del Este de la Liga Nacional.

“Sí siento el sentido de urgencia, como, ‘Muy bien, muchachos, tenemos que hacer esto, y vamos a tener que hacerlo juntos, y vamos a tener que pasar la página’”, comentó el campocorto puertorriqueño de Nueva York, Francisco Lindor, quien se fue de 5-0 con dos ponches. “Al final del día, todo se trata de ganar. Nada más importa más que ganar y no lo estamos haciendo ahora mismo”.

Sin embargo, Montás proporcionó un faro de esperanza. Debutando en medio de innumerables interrogantes sobre su rendimiento en la asignación de rehabilitación, Montás ponchó al primer bateador que enfrentó, el venezolano Ronald Acuña Jr., con un sinker de 96 mph que rozó el borde interior de la zona de strike. Salió de problemas en la primera y tercera entradas, antes de retirar a ocho de los últimos 10 bateadores que enfrentó.

“Cuando estuve en liga menor, sólo trataba de hacer mis pitcheos, aumentar mi conteo de lanzamientos, trabajar en mis pitcheos y tratar de estar listo para cuando tuviera una oportunidad aquí arriba”, explicó Montás. “[Esta noche], se trataba de salir y hacer mi trabajo, sacar a la gente de circulación”.

Montás no pudo controlar el hecho de que el relevo de los Mets se derrumbara detrás de él, ni que su ofensiva se apagara. Lo único que podía controlar era a sí mismo.

“Ése es más o menos el que vimos en los playoffs”, comentó el manager de los Mets, el venezolano Carlos Mendoza, refiriéndose a la Serie del Comodín de la Liga Nacional del año pasado contra los Cerveceros. “Es un fácil 97, es un sinker pesado, está alrededor de la zona. Si tenemos a alguien así, nos va a ayudar. Y por eso está aquí”.

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