Con sabor venezolano, López retribuye a estudiantes y maestros

Han pasado más de dos meses desde la última vez que Pablo López pudo lanzar un juego con los Mellizos, pero eso no le ha impedido tener un gran impacto en la comunidad de las Ciudades Gemelas.

El lunes, día libre para los Mellizos, López y 15 niños locales armaron kits de útiles para maestros de la zona, y luego el estelar lanzador participó en la entrega de esos materiales. Fue una manera de ayudar, con un significado especial para él.

“La educación siempre ha sido una gran parte de mi vida”, dijo López, cuyos padres fueron médicos en su natal Venezuela. “Siempre lo he tenido presente. Porque puedo mirar hacia mi niñez, mis primeros años de vida, y recordar el impacto que pueden tener los maestros.

“Recuerdo a mis maestros cuando tenía 5, 6, 7 años. Es una profesión tan profunda y significativa. Pueden tener la mayor influencia en tu vida. Así que esa es una de mis pasiones. Y nunca he dado por sentada la plataforma con la que somos bendecidos aquí por estar en MLB. Siempre ha sido algo natural para mí involucrarme en ese ámbito”.

Cada kit incluía: US$135 en tarjetas de regalo; 48 crayones y dos barras de goma de pegar; un par de tijeras, una engrampadora y un sacapuntas eléctrico; 100 hojas de papel de construcción; una docena de paquetes de notas adhesivas; 12 marcadores permanentes y borrables, bolígrafos de punta fina y plumas azul, negra y roja; 24 lápices; tres rompecabezas para el aula y un set de dados; cuatro cajas de meriendas; cajas de pañuelos faciales y toallitas desinfectantes; y un contenedor con ruedas de los Mellizos.

Además, cada maestro recibió una camiseta roja de “Pablo Day” con el apellido López y cuatro boletos gratis para un futuro juego en casa de los Mellizos.

López también se aseguró de enviar mochilas para que los maestros las entregaran a estudiantes que no tuvieran una cuando comenzaran las clases. Los beneficiados fueron docentes de K-4, Educación Especial o programas de inglés (ELL) en escuelas de Minneapolis o St. Paul.

El evento también tuvo un aire venezolano, lo cual era importante para el derecho. Los niños que participaron pertenecen a Baila Venezuela, una organización local sin fines de lucro enfocada en la danza. ¿La comida? Fue preparada por un restaurante venezolano de la zona.

“Es diferente a Venezuela, aquí no se ven tantos de nosotros”, comentó López. “Pero poco a poco empiezas a ver más, así que fue genial encontrarlos. Me da un poco de nostalgia, de añoranza, estando tan lejos de Venezuela, ya que no he estado allá en casi dos años.

“Así que fue muy especial conectar con esa parte de mi vida. Y como venezolanos viviendo en las Ciudades Gemelas, estamos muy agradecidos por la forma en que nos han recibido. Es un lugar tan hermoso y acogedor. Fue muy bonito reencontrarme con mi comunidad y retribuirle a la comunidad que ahora llamamos hogar”.

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