Moretones y ‘copas a prueba de balas’: ¿Cómo lidian los receptores con los foul tips?
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El receptor de los Atléticos, Shea Langeliers, terminó su swing y se volteó hacia el plato tan pronto como escuchó un sonido inconfundible: Su batazo de foul rebotando con fuerza en la careta del receptor de los Cerveceros, el venezolano William Contreras.
“Hombre, lo siento mucho”, le dijo Langeliers a su colega durante un juego del 19 de abril en Milwaukee, poniendo una mano sobre el protector del hombro de Contreras. “Prometo que estoy tratando de batearla hacia terreno bueno”.
Langeliers conoce bien ese dolor. De hecho, él y Contreras están entre los pocos que realmente lo entienden.
Sólo aquellos que han pasado suficiente tiempo detrás del plato pueden decir por experiencia que saben lo que es lidiar con los foul tips, y, como es de esperarse, no es una sensación bienvenida.
“Simplemente te toman por sorpresa y es terrible”, comentó el careta de los Gigantes, Sam Huff.
No es ninguna sorpresa que los foul tips recibieran opiniones bastante negativas de una gran cantidad de cátchers de Grandes Ligas entrevistados por MLB.com. Pero, sin excepción, todos compartieron el mismo sentimiento, la mayoría con las mismas palabras: Es simplemente “parte del juego”.
“Quiero ser cátcher, ¿no?”, dijo el veterano venezolano de los Reales, Salvador Pérez, antes de un juego a principios de esta temporada. “Eso viene con esto. Simplemente depende de dónde te golpeen”.
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Puntos problemáticos
Para Langeliers, por ejemplo, el peor lugar para ser golpeado es la parte superior de la rodilla, justo por encima del borde de la espinillera. Al escuchar el testimonio de su colega receptor, Pérez se subió la pierna del pantalón derecho para revelar un moretón grande y oscuro en medio de un tatuaje en su muslo.
“¡Tengo uno!”, exclamó Pérez.
Lo había sufrido dos días antes, y aunque el dolor había desaparecido, la marca permanecía allí.
Huff comparó el tipo de impacto con recibir un golpe… sin consentimiento ni preparación.
“Es como si te lanzaran una pelota directamente al bíceps, o a la cadera, algo así”, describió Huff. “Realmente no puedes hacer nada al respecto, porque no puedes controlar a dónde va la bola”.
Los cátchers usan muchos implementos para protegerse lo más que pueden, pero eso sólo llega hasta cierto punto. Huff recordó haber recibido un foul tip en una parte específica del hombro, cerca de la clavícula, y luego ser golpeado en el mismo lugar dos días después. Durante dos semanas, no pudo levantar el brazo derecho por encima de la cabeza.
Y por supuesto, siempre hay una región donde ningún careta quiere ser golpeado, con o sin protección. Cuando Huff estaba con los Rangers, su compañero de equipo Mitch Garver le mostró un video de un foul tip en la ingle que envió a Garver al hospital, lo que hizo que Huff empezara a usar una “copa a prueba de balas” preferida por los peleadores de artes marciales mixtas.
El novato de los Mets, Hayden Senger, llamó esa “área desagradable” su lugar menos favorito para ser impactado (la parte interna del muslo está en un cercano segundo lugar para él). Habla por experiencia.
“Tuve un juego en la escuela secundaria donde me golpearon dos veces en la copa en el lapso de tres pitcheos, y no se sintió nada bien”, recordó Senger.
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¿Recibir con 'una rodilla en el suelo’ ayuda o perjudica?
El lugar donde los receptores son más vulnerables ante los foul tips ha cambiado en los últimos años, gracias a un cambio drástico en su forma de posicionarse detrás del home.
En el 2025, casi todos los receptores a nivel de Grandes Ligas reciben los pitcheos con una rodilla en el suelo, una postura que se usaba raramente tan recientemente como en el 2020. Ese año, sólo dos de 38 receptores calificados usaron la postura de una “rodilla abajo” más del 90 por ciento de las veces. Esta temporada, 55 de 58 cumplen con ese criterio. Apenas tres caretas de la División Oeste de la Liga Americana -- el dominicano Yainer Díaz de los Astros (86%), Logan O'Hoppe de los Angelinos (68%) y Kyle Higashioka de los Rangers (41%) -- se encuentran por debajo de esa línea.
Tener una rodilla tocando el piso ayuda principalmente a los cátchers a ‘enmarcar’ mejor los lanzamientos y también tiene la intención de disminuir el desgaste físico. Los críticos de la nueva tendencia señalan las dificultades para bloquear la bola y sacar a los posibles robadores de base, pero el novato de los Bravos, Drake Baldwin, no está de acuerdo con esa opinión.
“La gente dice que no se puede bloquear con una rodilla abajo, pero creo que mucha de la información ha demostrado que si lo haces bien, en realidad puedes bloquear mejor, mantener la pelota más cerca e incluso lanzar de manera muy similar o incluso mejor”, aseguró Baldwin, que ha recibido con una rodilla en el suelo el 98% de las veces esta temporada. “Creo que hay muchos beneficios en tener una rodilla abajo”.
Sin embargo, a pesar de todas sus cosas positivas, la nueva postura expone a los receptores (literalmente) a ser golpeados por foul tips. Los muslos están más expuestos, y es más difícil esconder la mano de lanzar en un lugar donde no corra el riesgo de ser golpeada.
“Te golpean la misma cantidad de veces, pero simplemente hay un mayor riesgo de que el golpe no sea en los implementos que tienes para protegerte”, detalló Langeliers.
Eso parece estar cambiando. Según Baldwin, los proveedores de equipamientos deportivos se están ajustando al cambio, alargando las espinilleras para proteger mejor a los cátchers que ponen una rodilla en el piso.
El veterano de los Azulejos, Tyler Heineman, dijo que algunos receptores usan pantalones cortos acolchados como una capa adicional de seguridad, pero hay un límite de lo que pueden hacer, particularmente con la nueva postura.
“Es imposible protegerte básicamente desde las caderas hasta las rodillas”, reconoció Heineman.
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“Hay que aguantar y ya”
Por muy peligrosos que puedan ser los foul tips, el receptor de los Yankees, J.C. Escarra, afirma que en realidad no suceden tan a menudo como muchos podrían pensar. Sin embargo, a veces, tienen la tendencia a llegar todos a la vez, aunque Escarra dice que eso no es necesariamente algo malo, al menos para su equipo.
“Hace un par de juegos, me golpearon cuatro o cinco veces”, recordó Escarra. “Es bueno cuando me golpean, porque eso significa que no batearon la pelota hacia adelante”.
Langeliers afirma que es difícil ponerle un número a cuántos foul tips recibe en promedio, pero recuerda las malas noches.
“Ha habido partidos en los que me han golpeado en la cabeza cuatro o cinco veces, otros en los que son cuatro o cinco veces en el cuerpo”, dijo. “Es como, ‘Está bien, supongo que simplemente hay que aguantar y ya’”.
Si bien una pelota en la careta o en un punto vulnerable puede causar un daño duradero, la mayoría de los foul tips dejan sólo una marca. Escarra se considera afortunado de nunca haber lidiado con una lesión por foul tip particularmente mala -- una confesión que lo llevó a tocar la madera de su casillero -- pero ha tenido su cuota de golpes y moretones.
Los golpes menores causados por esos fouls hacia atrás en los lugares equivocados, particularmente en las manos, ciertamente pueden afectar a los cátchers a la hora de batear. Pero ese impacto suele demorarse.
“Creo que es más al día siguiente, o dos días después, una vez que se hincha”, dijo Escarra. “Cuando estás en el momento, lo sientes, pero tu adrenalina está fluyendo, así que te olvidas de eso”.
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No te inmutes
Según varios receptores, todo está en cómo reaccionas. Huff revela que su objetivo es no mostrar dolor, a menos que sea tan grave que necesite que el preparador físico salga. Langeliers, por su parte, ha aprendido a aguantar los golpes -- literalmente -- para que no le duela a su equipo.
“Es como otra batalla mental, porque cuando viene el pitcheo, puedes sentir si el bateador va a hacer swing o no”, contó el receptor de los Atléticos. “A veces titubeamos y si él frena el swing, podría costarte un strike. Estás jugando un pequeño juego mental contigo mismo. Es como, ‘Si titubeo y la batea de foul, de todos modos me va a golpear porque todavía estoy allí sentado, así que bien podría no inmutarme’.”
No son sólo los receptores los que están en riesgo, por supuesto. Los bateadores no sólo tienden a batear fouls que golpean sus propios cuerpos, sino que el árbitro principal también puede ser impactado por una pelota.
Naturalmente, los umpires son comprensivos cuando los cátchers necesitan un momento después de un foul tip en un lugar desprotegido.
“Los árbitros son muy buenos, porque ellos también lo entienden”, mencionó el receptor de los Rays, Matt Thaiss. “Es mutuo”.
Los bateadores se acercan para ver cómo están los cátchers y se disculpan si les hicieron daño como resultado de un swing. Si no lo hacen, no es gran cosa. Senger dijo que no es necesaria ninguna disculpa.
Cuando es un careta quien está en la caja de bateo, el ambiente es un poco diferente. A Langeliers le gusta bromear con un colega rival después de un foul tip, y luego asegurarse de que esté bien.
Pocas personas han estado en esa situación, pero Langeliers sí.
“Me siento fatal cuando el foul tip lo bateo yo, porque sé exactamente lo que se siente”, terminó.