Raleigh impuso un récord de HR para un receptor ambidiestro con su Nro. 42 

SEATTLE -- Tras los importantes movimientos de los Marineros antes de la Fecha Límite de Cambios, Cal Raleighno tiene que necesariamente ser el protagonista en la renovada alineación de Seattle. Sin embargo, así lo será mientras su histórica temporada continúe.

Raleigh entró de nuevo en los libros de récords la noche del jueves cuando empalmó su 42do bambinazo de la temporada en la quinta entrada de la victoria de Seattle 6-0 sobre Texas, superando a Todd Hundley (con los Mets en 1996) para la mayor cantidad para un receptor ambidiestro en una sola campaña en la historia de MLB.

Raleigh se acerca cada vez más al récord de jonrones para un receptor en un solo año -- 48 del venezolano de los Reales, Salvador Pérez, en el 2021 -- y permanece al alcance de la marca de la Liga Americana de 62, establecida por la estrella de los Yankees, Aaron Judge, en el 2022. Judge conectó su 42do del año el 31 de julio de esa temporada, la misma fecha que el de Raleigh.

El careta de los Marineros aprovechó una recta alta y pegada a 96.3 millas por hora de Kumar Rocker en cuenta de 0-1 y la envió a 364 pies, justo por encima de la barda del jardín central-derecho en el T-Mobile Park.

Raleigh también extendió su liderato de vuelacercas en MLB (cuatro más que el segundo lugar, Shohei Ohtani) y en carreras impulsadas (rompiendo un empate con su no tan nuevo compañero de equipo, el venezolano Eugenio Suárez, quien tiene 87).

“Él sabe cómo manejarse y prepararse”, comentó Suárez sobre el crecimiento de Raleigh desde que fueron compañeros por última vez en el 2023. “Es bueno verlo. Le deseo lo mejor y que siga adelante, que vaya por el JMV este año”.

Con Suárez y Raleigh reunidos, los Marineros del 2025 se unieron a los Yankees de 1961 (Roger Maris y Mickey Mantle) como apenas el segundo equipo en la historia con múltiples jugadores llegando a agosto con al menos 35 bambinazos. Suárez encabezó a los Marineros con 31 en el 2022 y fue uno de los primeros en recibir a Raleigh en el plato cuando conectó aquel icónico cañonazo de oro que puso fin a su sequía de dos décadas sin postemporada.