HOUSTON -- La transformación del puertorriqueño Javier Báez de campocorto de altos ponches y bajo promedio de bateo a jardinero central de mucho contacto y buen promedio en los Tigres parecía haber llegado a expensas del poder... hasta que llegó el sweeper colgando del abridor novato de los Astros, AJ Blubaugh, con las bases llenas en la tercera entrada el miércoles.
Báez no le dio con demasiada fuerza, pero tampoco tuvo que hacerlo. Desde que le dio, supo que su batazo se había ido. Su primer jonrón del año fue un grand slam, y abrió un juego que brevemente parecía uno en que nuevamente los Tigres perderían una ventaja tempranera.
“Se siente genial”, dijo Báez después de que Detroit se aferró a una victoria por 7-4 para evitar una barrida de la serie en la revancha de la Serie de Comodines de la Liga Americana del año pasado. “He estado dando mis hits, golpeando bien la pelota. También me han estado lanzando pegado. Solo estaba tratando de pegarle bien, tratando de finalmente dar el primero. Pero sigo haciendo lo mismo, tratando de golpear bien la pelota y reconocer los pitcheos”.
Ninguno de los tres partidos en el Daikin Park se desarrolló como los duelos de pitcheo de la postemporada del año pasado. El final de la serie del miércoles fue más un festival de batazos en el enfrentamiento de lanzadores novatos Blubaugh – subido para su debut en MLB – y el principal prospecto de los Tigres, Jackson Jobe. El cuadrangular de dos carreras de Colt Keith en la segunda entrada fue el primero del año para él, anulando el cañonazo solitario del dominicano Jeremy Peña en la primera entrada.
Pero el gran golpe fue de Báez, cuyo promedio de .296 sería más alto que cualquier cifra que haya registrado en una temporada completa. Si bien ha aumentado su tasa de contacto y ha disminuido sus tasas de swings a lanzamientos fuera de la zona y de swings en blanco, sus batazos de poder sólo se habían traducido en seis dobletes, incluyendo tres en sus cuatro partidos anteriores. Después de que el sencillo con dos outs de Riley Greene y el boleto de Keith llenaran las bases antes de él, el boricua cayó en un hoyo de 0-2 persiguiendo sweepers, un enemigo familiar para él.
“Honestamente, es una cosa más de timing”, explicó Báez. “Para mí, golpear la pelota con las piernas bien plantadas es clave para batear con poder. Solo estoy tratando de concentrarme en eso. Si hago eso y me siento bien con mi timing, me voy a sentir bien con mi swing y voy a darle a la pelota”.
Al mánager A.J. Hinch le gusta la idea, siempre y cuando no se ponga a buscar cuadrangulares.
“En realidad, se trata de la calidad del turno al bate”, resumió Hinch. “Sé que todo el mundo está buscando que haga las cosas de cierta manera, pero si podemos mantenernos con la calidad de los turnos, estos serán subproductos. Él comenzará a llevar la bola lejos. Le ha dado a la pelota bastante fuerte recientemente. … Creo que si podemos mantener el enfoque en la calidad del turno, entonces veremos de dónde vienen los números de poder”.
Hasta el miércoles, los únicos extrabases de Báez habían sido media docena de dobles, incluyendo tres en sus cuatro juegos anteriores. Después del sencillo con dos outs de Riley Greene y el boleto de Keith que llenaron las bases, cayó en un hoyo de 0-2 persiguiendo sweepers, un enemigo familiar para él.
“Vi durante el juego que no estaba lanzando adentro”, explicó Báez. “Solo traté de hacer que lanzara esa sweeper más cerca. Me hizo unos lanzamientos buenos”.
Después de una recta de 95 mph fuera de la zona, Blubaugh volvió a la sweeper. La colocó justo fuera del plato, pero la dejó arriba.
“Fue un buen pitcheo”, reconoció Báez. “Simplemente hice el ajuste”.
El batazo habría salido de solo cuatro parques de Grandes Ligas, según Statcast, pero fue perfecto para el Daikin Park. El primer grand slam de Báez desde el 2 de julio del año pasado construyó una ventaja de 7-1 para Detroit, aunque esa diferencia nunca se sintió del todo cómoda.
Fue el único hit del día para Báez, pero dejó a los Astros más comprometidos mientras buscaban recortar la diferencia. Houston llevó la potencial carrera del empate al plato en la quinta, séptima y octava entrada después del doble de dos carreras de Altuve que sacó a Jobe sin outs en el quinto, pero el bullpen de los Tigres respondió cada vez. Tyler Holton ponchó al emergente Yainer Diaz en el séptimo, luego Tommy Kahnle ponchó a Christian Walker con dos en base en el octavo en camino a un salvamento de cuatro outs.
Mientras los Tigres se dirigen a Anaheim para una serie de cuatro juegos contra los Angelinos, Báez se dirige al oeste bateando de 19-7 con tres dobles, un jonrón y siete carreras impulsadas en sus últimos cinco juegos.
“No estoy allí todavía, honestamente”, aclaró. “Me siento bien. No me siento genial. Simplemente vendré [al parque] mañana y seguiré intentando lo mismo, trabajar en mi timing y tratar de darle a la bola con fuerza”.