En la historia del béisbol cubano, 399 jugadores nacidos en la isla han pisado un terreno de Grandes Ligas, y de ellos 181 como lanzadores. Pero solamente tres pudieron ganar más juegos que Liván Hernández (178), quien además se ubica tercero en innings lanzados (3,189), tercero en ponches (1,976) y quinto en WAR (24.77) entre los mejores de todos los tiempos.
Durante una entrevista con el influencer dominicano Danny Pérez, conocido como “Destino Positivo”, el pitcher cubano hizo un recorrido por su carrera y contó un sinnúmero de anécdotas e historias de su vida en el béisbol.
“Mi papá fue uno de los grandes peloteros en Cuba, en paz descanse. Desde chiquitos seguimos la sangre del béisbol. Ese fue el deporte que nos inclinó y donde tuvimos más resultados”, dijo refiriéndose a su padre, el mismo que comparte con el también estelar Orlando “El Duque” Hernández. Aunque tienen diferentes madres, Liván explicó un poco cómo es la relación en ese aspecto:
“Orlando quiere a mi mamá como su mamá y yo quiero a la de él como la mía. Siempre nos hemos llevado bien”.
La pasantía de Liván en Series Nacionales fue vistiendo la camiseta de Isla de la Juventud, pero desde muy temprano se convirtió en uno de los mejores talentos de la isla y esto rápidamente lo llevó al equipo nacional, con el cual, en un viaje a México, logró escapar para conseguir mejores oportunidades de vida.
“Me cansé del sistema, de la política, de arruinar mi vida. Vi muchos peloteros tirados en la calle, borrachos, sin poder darle una vida mejor a su familia. Yo no iba a pasar por eso. Decidí probar en el mejor béisbol del mundo. Siempre mi pensamiento fue grande y creo que tomé la decisión correcta”, recordó Liván sobre su salida.
A pesar de que muchos equipos estuvieron interesados en el cubano, e incluso los Yankees fueron los que pusieron la mayor cantidad de dinero en la mesa, serían los Marlins los que finalmente lograron hacerse de los servicios del joven talento. Una firma de 6.5 millones de dólares que le cambiaría la vida para siempre.
“Imagínate, uno en Cuba lo que estaba acostumbrado era a un pan y un juguito, y de pronto te ofrecen esa cifra. Eso te cambia la vida. El que diga que no, miente. Claro que te cambia, a ti y a toda tu familia”, contó emocionado en la entrevista.
Ni Liván ni quizás nadie pudo imaginar que solo dos años después estaría alzando no solo el trofeo de Serie Mundial, sino también el de MVP de la misma. En 1997, los Marlins se coronaron en siete juegos frente a los Indios de Cleveland. En el momento de la celebración y frente a cientos de micrófonos y millones de ojos, Liván dio la entrevista más corta de la historia, pero recordada para siempre:
“Solo dije: ‘I love you, Miami’ y me fui. Hasta hoy me recuerdan por eso”, dijo entre risas Liván Hernández.
Lamentablemente, ese equipo de los Marlins fue desmantelado tras ganar la Serie Mundial y Liván no fue la excepción, pues sería enviado a San Francisco. Allí no solo volvió a disputar una Serie Mundial, aunque la perdió en siete juegos en 2002 frente a los Angelinos, sino que también puso muy buenos números con esa franquicia, en la que, por cierto, jugó con Barry Bonds. Sobre él, contó varias anécdotas, tocó temas polémicos relacionados con la gran estrella y dio su opinión sobre su talento como bateador:
“Para mí, el mejor bateador que vi en Grandes Ligas. Jugué con él cuatro años. Era incómodo, pesado al principio, pero un fuera de serie. Yo mismo tuve que poner carteles en el clubhouse con su nombre para recordarle que respetara, porque a veces era difícil convivir con él. Pero como pelotero, un fenómeno”, comentó Liván con respecto a Bonds.
Fueron 17 las temporadas en Grandes Ligas y nueve las franquicias que lo tuvieron en su roster, pero hubo tres que el derecho nacido en Villa Clara recuerda con más cariño:
“Los Marlins porque fueron mi primera casa, Washington porque me encantó la ciudad y San Francisco, porque tenía una afición increíble aunque con un frío terrible”, expresó refiriéndose a sus franquicias favoritas.
Sobre el talento actual de peloteros cubanos en "La gran carpa", Liván considera que Aroldis Chapman, pudiera ser uno de los inmortales del beisbol y convertirse en el mejor de la historia entre los relevistas y cubanos y en general de Las Mayores.
"El muchacho Aroldis Chapman me impresionó. Es un animal. Lanzando 105 millas… Para mí, el mejor relevista cubano de todos los tiempos".
Hoy en día, Liván sigue dentro de un terreno de béisbol, ahora enseñando a los más pequeños y compartiendo el conocimiento que un día lo llevó a tener una de las mejores carreras de un pitcher latino en las Grandes Ligas. Quien una vez fuese “un rey en Miami”, hoy continúa en esa misma ciudad que lo vio llegar siendo casi un niño y que todavía le demuestra cariño y mucho respeto.
“Quiero que me recuerden como un guerrero que lo dio todo. Como un cubano que salió de la nada y cumplió su sueño en el mejor béisbol del mundo”, concluyó Liván Hernández.