SAN LUIS -- Cada abrazo y cada apretón de manos que el receptor de los Cardenales, Yohel Pozo, dio a los pacientes y padres en el Hospital Mercy durante una reciente visita vinieron desde un lugar de comprensión y empatía.
Eso se debe a que Pozo, quien entró como emergente en el noveno inning de la derrota 4-3 de San Luis ante los Yankees el viernes por la noche en el Busch Stadium, conoce muy bien el dolor y la presión que sufren las familias cuando un ser querido pequeño está hospitalizado por un período prolongado.
Poco después de que naciera su hijo, Paul, en marzo de 2020, el bebé sufrió una serie de convulsiones que requirieron una larga hospitalización y chequeos semanales con varios especialistas. En ese mismo momento, el mundo del deporte se paralizó por la pandemia del COVID-19, lo que significó que la temporada de Ligas Menores eventualmente se cancelaría. Como Pozo perdió su seguro y el dinero que tenía la familia se utilizó para pagar la atención médica de Paul, su esposa Paola, el pequeño Paul y Yohel quedaron sin hogar, viviendo en el auto familiar estacionado en un Wal-Mart en Orlando, Florida.

Por eso, cuando Pozo se reunió recientemente con familias que enfrentan las dificultades de tener a un ser querido enfermo en el hospital, realmente sintió su dolor.
“Sé por lo que están pasando los padres y sé por lo que están pasando los niños porque yo estuve allí, pasando por lo mismo”, externó Pozo, quien se ha convertido en una especie de ídolo inesperado en San Luis esta temporada gracias a su increíble éxito como bateador emergente. Pozo lidera MLB con siete impulsadas en ese rol, con seis hits en 15 oportunidades como emergente (.400). “Darles una hora de alegría, ellos lo van a recordar para siempre. Conocer a un jugador de Grandes Ligas por una hora se quedará con ellos toda la vida.
“Lo hago para honrar a mi hijo, que tuvo que pasar por algo así. Además, hacer algo bueno por otros es algo que me hace sentir muy bien porque sé lo difíciles que son esos momentos por los que están pasando”.

De cierta forma, Pozo llevó la alegría de los niños del hospital con él al Busch Stadium cuando hizo que sumergieran sus manos en pintura de diferentes colores y dejaran sus huellas en su bate de arce blanco de 34 pulgadas y 31 onzas. Pozo, quien no estuvo en la alineación titular del sábado contra los Yankees, planea usar ese bate durante las festividades del Players’ Weekend de MLB.
“Usar ese bate va a sentirse increíble en el plato”, dijo Pozo, quien tiene de 26-11 (.423) con un jonrón, un doble y ocho impulsadas esta temporada en situaciones descritas como “tarde y cerrado”.
“Cuando esté en la caja de bateo, voy a sentir que tengo todo su poder conmigo”.
Pozo, de 28 años, llegó brevemente a las Mayores en 2021 con los Rangers, pero está emocionado de vivir su primer Fin de Semana de los Jugadores con los Cardenales. También planea usar un bate pintado de púrpura y adornado con un lazo azul para crear conciencia sobre distintas enfermedades infantiles.

Pozo, oriundo de Maracaibo, Venezuela, quien ha solicitado la ciudadanía estadounidense, dijo que le da escalofríos pensar que podría ser el jugador favorito de algún niño en MLB. Su esperanza es honrar a quienes siguen su carrera siendo alguien a quien otros puedan admirar.
“Si me hubieras preguntado hace un año si era un modelo a seguir, habría puesto los ojos en blanco y dicho: ‘No, yo no’”, comentó Pozo con humor. “Pero este año he recibido tantos mensajes de niños en las redes sociales, haciéndome preguntas sobre mi vida como pelotero, y me alegra ayudarlos. Me hace sentir bien saber que me siguen y que me ven como referente. Cuando era niño, yo seguía al legendario receptor de los Cardenales, el puertorriqueño Yadier Molina. Ahora ellos me siguen a mí, y eso se siente increíble”.