SEATTLE -- Cade Smith recibió un batazo a 106.6 millas por hora en la cara, y ni siquiera se cayó al suelo. Al menos, eso es lo que pareció al principio, cuando el derecho lanzó un splitter en cuenta de 0-1 al inicialista de Seattle, Rowdy Téllez, y vio cómo la bola venía de vuelta directamente hacia él.
El fuerte batazo rebotó en Smith hacia el lado derecho del cuadro interior, donde se le escapó a Daniel Schneemann para permitir que Téllez llegara a la intermedia. Pero tan pronto como terminó la jugada, toda la atención se centró en el montículo, mientras el manager Stephen Vogt y el personal médico de Cleveland salían corriendo a revisar a Smith, a quien ya se le estaba formando una marca sobre el ojo izquierdo.
Sorprendentemente, Smith pudo defender su caso con éxito para permanecer en el partido. Y después de que terminó el encuentro – una derrota 7-2 de los Guardianes en el primer compromiso de una serie de tres contra los Marineros– no presentaba mayores consecuencias.
“Me están cuidando bien, pero me siento bien”, indicó Smith. “Me considero muy afortunado”.
La repetición mostró qué había sucedido exactamente, y cuán afortunado fue. La línea de Téllez habría impactado al joven de 26 años de lleno en el rostro, pero la visera de su gorra se interpuso en el camino.
La pelota abolló la visera y le arrancó la gorra de la cabeza con tal violencia que –combinado con el impacto del borde empujando su cara– le causó el raspón sobre la ceja.
Smith dijo que su primera reacción al encuentro fue recoger su gorra y su dispositivo PitchCom. Cuando lo hizo, se dio cuenta de lo que acababa de pasar.
“Creo que cuando recogí mi gorra y vi lo doblada que estaba la visera, fue una muy buena señal de que recibió la peor parte del impacto”, comentó.
Smith se quedó en el juego y volvió directamente a trabajar contra Dominic Canzone, lanzando una recta de 96.2 mph que pasó al jardinero derecho de Seattle para terminar la entrada con autoridad. El viernes se convirtió en la quinta salida consecutiva sin permitir carreras para Smith. El relevista de segundo año ha registrado una efectividad de 1.42 desde el 7 de mayo, permitiendo sólo dos anotaciones en 13 presentaciones.
“Te digo una cosa, a ese muchacho nada lo perturba”, dijo el manager Stephen Vogt. “Estaba completamente tranquilo. Fui a revisarlo, [y] no se inmutó. Un par de lanzamientos de calentamiento para bajar el ritmo, y poncha al siguiente tipo”.
Luego Smith se fue del montículo, con toda la calma del mundo, sin mostrar nada que sugiriera que acababa de ver un misil pasarle cerca del ojo.
No es la primera vez que a Smith le sucede algo así. Contó a los reporteros que en el béisbol juvenil tuvo un incidente similar jugando en la primera base, cuando perdió una pelota en el sol, y la visera de su gorra evitó que le golpeara en la cara.
“Sé que probablemente desde que juego al béisbol, antes de cada partido, mis padres han rezado por un cerco de protección, y para que Dios mantuviera la pelota alejada de mi cabeza y mi corazón”, dijo. “Sé que eso no ha parado, y sé que fui muy afortunado, fue una cuestión de pulgadas”.