No es cómo se empieza, sino cómo se termina. O al menos, así suele decirse.
En el béisbol, un final fuerte puede traer grandes beneficios para los jugadores, lo que a su vez trae grandes beneficios para los equipos. Encenderse durante el último mes puede marcar la diferencia para ganar una categoría estadística, llevarse el premio a Jugador Más Valioso o el Premio Cy Young, y ayudar a llevar a un equipo a la postemporada.
Ya sea que hayan desembocado en números asombrosos, récords de Grandes Ligas o éxito del equipo, ha habido algunas actuaciones increíbles para cerrar temporadas. Aquí, un vistazo a algunos de los mejores cierres de campaña en la Era de la Expansión (desde 1961).
Una aclaración rápida: Definimos “cierres” como la producción de la temporada regular en septiembre y octubre, a pesar de que no todas las campañas tienen la misma cantidad de juegos en esos meses.
Promedio de bateo: Richard Hidalgo, Astros del 2000 (.477)
Hidalgo bateó un muy respetable .275 y fue una poderosa presencia (33 bambinazos) en la alineación de Houston hasta el 31 de agosto. Pero, ¿en septiembre? El venezolano llevó las cosas a otro nivel. Hidalgo bateó un increíble .477 (de 107-51) ese mes y tuvo un OPS de 1.486. A lo largo de sus últimos 29 partidos de la campaña, dio al menos un imparable en todos menos en dos, y en una de esas ocasiones, dejó el juego antes de venir a batear. En general, elevó su promedio en 39 puntos porcentuales.
Resultado: Los Astros perdieron 90 partidos, pero Hidalgo terminó la campaña con récords personales en prácticamente todas las categorías, incluyendo promedio (.314), OPS (1.028), cuadrangulares (44) y carreras impulsadas (122). Apareció en la votación para JMV por primera de las dos veces en su carrera, terminando 20do en la Liga Nacional.
OPS: Barry Bonds, Gigantes del 2001 (1.685)
Septiembre-octubre del 2001 fue el momento más espectacular dentro de lo que fue, posiblemente, la temporada más espectacular de Bonds. Lideró MLB con 16 jonrones en ese trecho, pero también recibió 38 bases por bolas (comparado con 31 hits), lo que terminó en un OPS de 1.685 en sus últimos 27 juegos. De sus 31 imparables, 20 fueron extrabases (o sea, un 65%). Su línea de bateo durante ese período fue de .403/.607/1.078. También es notable que Bonds y todos los demás tuvieron un inesperado retraso de una semana a mediados de septiembre, después de los ataques del 11 de septiembre, pero el tiempo de inactividad no afectó en lo absoluto su producción.
Resultado: Los grandes números de Bonds en ese cierre de campaña ayudaron a producir una línea final de .328/.515/.863, un récord de 73 vuelacercas en una sola temporada y una marca personal de 137 carreras empujadas, todo lo cual lo llevó a ganar el premio JMV de la Liga Nacional de forma unánime, el cuarto de lo que serían siete honores de JMV para Bonds.
Jonrones: Albert Belle, Indios de 1995 (17)
Belle fue uno de los bateadores más temidos de la década de los 90, con un promedio de casi 39 vuelacercas por campaña. Su 1995 parecía estar en camino a una producción similar de bambinazos, hasta que aumentó el ritmo a una velocidad casi absurda en la segunda mitad. Después de conectar 14 jonrones en agosto, sacudió otros 17 en septiembre para llevar su total a 50, líder de la Gran Carpa. Su cuenta de cañonazos recibió un gran impulso cuando conectó cinco vuelacercas en dos días contra los Medias Blancas del 18 al 19 de septiembre.
Resultado: Belle terminó la temporada de primero en las Mayores en jonrones (50), dobles (52), slugging (.690) y bases alcanzadas (377), mientras que encabezó la Liga Americana en carreras remolcadas (126) y anotadas (121), con sus Indios ganando 100 juegos en una temporada acortada por huelga y capturando el banderín de la Liga Americana. Terminó segundo detrás de Mo Vaughn de Boston en una votación muy cerrada para el JMV de la L.A.
Carreras impulsadas: Troy Tulowitzki, Rockies del 2010; Don Mattingly, Yankees de 1985 (40)
Tulo llegó a septiembre del 2010 con 55 carreras impulsadas, una cifra poco destacable e incluso decepcionante. Había promediado poco menos de 17 producidas en septiembre en las cuatro temporadas anteriores, por lo que parecía muy poco probable que se acercara a las 92 que sumó una campaña antes. Pero entonces, Tulo comenzó a traer rayitas a granel. Tuvo 11 juegos con múltiples impulsadas ese mes, ayudado por 15 jonrones, y tuvo seis duelos en los que produjo tres o más. El punto culminante fue una actuación de siete impulsadas contra los Padres el 15 de septiembre. Un juego con cinco rayas producidas el 25 de septiembre le dio 40 para el mes. Curiosamente, impulsó ni una anotación en sus últimos siete juegos.
Resultado: Los Rockies estaban a un juego del liderato del Oeste de la Liga Nacional el 18 de septiembre, pero luego cerraron con una racha de 1-13 y se perdieron la postemporada. Mientras tanto, Tulowitzki terminó con 95 carreras impulsadas y un OPS de .949, un récord personal en ese momento, y terminó quinto en la votación para el JMV de la Liga Nacional.
Mattingly estaba en una reñida batalla por el JMV de la L.A. al empezar el último mes de 1985. Comenzó septiembre con un promedio de .325, 23 jonrones y un OPS de .924, mientras los Yankees luchaban con los Azulejos por el título del Este de la L.A. Pero una vez que el calendario cambió, Mattingly empezó a tronar y a impulsar carreras a un ritmo muy alto. Bateó 12 cuadrangulares y tuvo un OPS de .991 en los últimos 34 juegos, y tuvo al menos una carrera impulsada en nueve desafíos consecutivos del 20 al 30 de septiembre. Un jonrón solitario en el último día de la temporada --en su último turno al bate, nada menos-- le dio a Mattingly 40 carreras impulsadas en el último mes.
Resultado: El mes de ensueño de Mattingly lo llevó a la cima en la contienda por el JMV, ya que terminó encabezando su liga con 145 carreras impulsadas y se llevó victoria relativamente estrecha sobre el futuro miembro del Salón de la Fama, George Brett, por el honor. Su producción también mantuvo a los Yankees en la pelea por la corona de la división hasta el último fin de semana. Pero, aunque ganaron 97 juegos, terminaron dos juegos detrás de los Azulejos.
Bases robadas: Rickey Henderson, Atléticos de 1980 (34)
Si Rickey estaba en ciruculación, Rickey iba a correr. Así podría haber descrito el miembro del Salón de la Fama su destreza en los senderos, especialmente durante los 80. Henderson comenzó la década por todo lo alto en 1980, su primera temporada completa, cuando robó más bases en el cierre de campaña que cualquier otro jugador antes o después de él. Lo logró en gran parte porque era hábil para estafar múltiples bases por partido, registrando ocho juegos con dos o más robos en el último mes, incluyendo dos encuentros en los que se robó cuatro sacos. Henderson solo se robó más bases del 1 de septiembre al 5 de octubre que 19 equipos.
Resultado: Los Atléticos terminaron con marca de 83-79 y bien lejos de la contienda por los playoffs en 1980, pero las 40 bases robadas de Henderson en el último mes le dieron 100 estafas en la temporada – la mayor cantidad en las Mayores -- y lo convirtieron en el primer jugador en alcanzar la marca del centenar desde que Lou Brock robó 118 en 1974. Fue la primera de tres campañas de 100 o más hurtos para Henderson, y también la primera de siete temporadas consecutivas en las que lideró su liga o MLB en bases robadas. Sus habilidades también se reflejaron en la votación para el JMV de la Liga Americana, ya que terminó 10mo en las boletas.
Efectividad (mínimo 30 innings): Orel Hershiser, Dodgers de 1988 (0.00)
Hershiser no permitió que nadie anotara durante el último mes de la campaña de 1988. Literalmente, nadie. En seis aperturas, el derecho de los Dodgers lanzó 55 entradas y no permitió carreras para una efectividad perfecta de 0.00. Esas seis salidas también incluyeron cinco juegos completos que fueron parte de una racha de OCHO juegos completos consecutivos. En su última apertura de la ronda regular, lanzó 10 episodios en blanco y se fue sin decisión en una derrota de los Dodgers por 2-1 ante los Padres en 16 innings. Hershiser terminó el mes con un WHIP de 0.71.
Resultado: Hershiser tuvo un final de temporada del 88 tan bueno como es posible. Esas seis salidas sin permitir carreras para cerrar la temporada regular le permitieron establecer un nuevo récord de MLB para entradas consecutivas en blanco (59), le dieron ocho blanqueadas y 23 victorias, la mayor cantidad en MLB. Su actuación fue clave para que los Dodgers aseguraran el título del Oeste de la Liga Nacional y luego ganó el JMV de la Serie de Campeonato, un anillo de Serie Mundial, el premio JMV del Clásico Otoñal y el Cy Young de la L.N. por unanimidad.
Ponches: Nolan Ryan, Angelinos de 1972 (86)
Ryan apenas estaba entrando en su mejor momento en 1972, una temporada que insinuó lo que vendría para el eventual rey de los ponches de las Grandes Ligas. En el último mes, en particular, mostró una capacidad de ponchar rara vez vista. Ryan hizo ocho aperturas y lanzó 68.2 innings del 4 de septiembre al 4 de octubre, ponchando a 10 o más en seis de esos juegos. Ningún otro lanzador tuvo más de tres juegos de ese tipo durante ese período. El dominio fue subrayado por una salida de 15 ponches contra los Rangers el 12 de septiembre y una actuación de 17 K contra los Mellizos el 30 de septiembre.
Resultado: El cierre con broche de oro permitió a Ryan encabezar fácilmente a todos los lanzadores de las Mayores en ponches, con 329, y también le ayudó a registrar nueve blanqueadas, la mayor cantidad en MLB. Los Angelinos terminaron quintos en el Oeste de la L.A. con un récord de 75-80, pero Ryan terminó con foja de 19-16 y una efectividad de 2.28, lo que lo llevó a finalizar octavo en la votación para el premio Cy Young. 1972 también fue la primera de las seis campañas de 300 o más ponches que Ryan registraría a lo largo de su carrera de 27 años.
WHIP (mínimo 35 innings): Jake Arrieta, Cachorros de 2015 (0.57)
El último mes de la temporada 2015 de Arrieta fue uno para la historia. En seis aperturas para los Cachorros, lanzó 46 innings, tuvo marca de 5-0, una efectividad de 0.39 --la mejor en MLB-- y un promedio de bateo en contra de .141, y solo concedió cuatro boletos, razón por la cual puso un WHIP de 0.57, la marca más baja de septiembre/octubre de la Era de la Expansión entre los lanzadores que tiraron al menos 35 innings. El punto culminante de esta racha llegó el 22 de septiembre contra los Cerveceros, cuando Arrieta permitió tres hits y un boleto y ponchó a 11 en una blanqueada para su 20ma victoria del año. A partir de ahí, solo permitió cuatro corredores en base en sus últimas dos aperturas.
Resultado: El dominio de Arrieta ayudó a los Cachorros, que ganaron 97 juegos, a asegurar un puesto de Comodín, que aprovecharon para llegar a la Serie de Campeonato la L.N. Su éxito en el cierre de temporada fue solo la última muestra de lo que había sido una temporada inesperadamente asombrosa para un lanzador que había batallado con la consistencia durante gran parte de sus primeras cinco temporadas en las Mayores. Pero terminó 2015 con 22 triunfos --la mayor cantidad en MLB--, una efectividad de 1.77 y un WHIP de 0.87, lo que lo llevó a ganar el Cy Young de la L.N.