CHICAGO – Hubo un momento poco después de que Martín Pérez dejara su apertura del 18 de abril en el Fenway Park, con molestias en el codo izquierdo tras tres entradas, en el que el zurdo venezolano de los Medias Blancas pensó que todo había terminado.
No sólo la temporada 2025, sino también su carrera de 14 años.
Por eso, es difícil imaginar lo que sintió Pérez cuando regresó al montículo en el sexto capítulo de la derrota por 1-0 de Chicago ante los Tigres la tarde del miércoles en el Rate Field. Permitió una carrera en 3.1 entradas al hacer 66 lanzamientos, cargando con la derrota, pero ese resultado seguramente supo a gloria en esta situación.
“Estaba muy nervioso en ese primer inning”, confesó Pérez. “No sé si ustedes lo notaron. Fue bueno volver después de casi cuatro meses, regresar al montículo y competir otra vez. No tengo dolor, ¿saben?
“Sin dolor puedo hacer muchas cosas y ayudar mucho al equipo. Cuando sientes dolor y notas algo en tu cuerpo, no vas a rendir al 100 por ciento. Ahora me siento bien y creo que estoy de vuelta”.
Pérez llegó a los Medias Blancas (44-77) con un contrato de un año y US$5 millones como agente libre en la última temporada muerta, y de inmediato se convirtió en una presencia importante en el clubhouse. En los Entrenamientos Primaverales expresó su confianza en que los Medias Blancas podían ser contendientes en el 2025, incluso en plena reconstrucción y tras 121 derrotas en el 2024. También asumió un rol de mentor para los jugadores jóvenes.
En su primera apertura con los Patiblancos, el 31 de marzo, Pérez lanzó seis entradas sin hit en casa en una victoria por 9-0 sobre los Mellizos. Parecía ser la pieza perfecta para un cuerpo de lanzadores joven que necesitaba entradas de calidad. Luego llegó aquel momento en Boston, cuando el veterano fue diagnosticado con una inflamación en el codo izquierdo mientras trabajaba poco a poco en su rehabilitación.
Aquella noche de abril, James Kruk, el jefe de los preparadores físicos de los Medias Blancas, le dio un mensaje que Pérez no estaba preparado para escuchar.
“Estaba sentado con James y me dijo, ‘Oye Martín, en algún momento quizá tengas que operarte’”, recordó Pérez. “Ya no tengo 21 años. Tengo muchos innings en el brazo y va a ser un proceso largo que tomará tiempo. Tenía muchas cosas en la cabeza”.
Tras obtener una segunda opinión del Dr. Keith Meister, el optimismo y la determinación de Pérez se encendieron de nuevo, llevándolo a este regreso en Chicago casi cuatro meses después.
“Me dijo que no necesitaba cirugía, porque si me operaba me iba a casa y se acababa todo”, dijo Pérez. “Seguí toda la rutina, toda la rehabilitación y ahora estamos aquí”.
“Contento de trabajar con él”, comentó el receptor cubano Edgar Quero, quien estuvo detrás del plato el miércoles. “Muchos años, mucha experiencia. Que haya regresado me alegra mucho, y que esté de nuevo en la organización”.