ANAHEIM -- La temporada de reivindicación del boricua Javier Báez alcanzó otro nivel el jueves contra los Angelinos en el Angel Stadium. El campocorto convertido en jardinero central no solo conectó un jonrón —su segundo en igual número de días—, sino que también le robó uno al cubano Jorge Soler con una atrapada en salto contra la barda entre el jardín central y el derecho.
“Javy es un atleta increíble, y siempre quiso robar un jonrón”, dijo el intermedista venezolano y buen amigo Gleyber Torres. “Así que cuando vi a Javy saltando, sentí con mucha seguridad que iba a atrapar la bola”.
La destacada atrapada no sólo evitó una carrera, sino que podría decirse que salvó el juego. El cubano Andy Ibáñez y Zach McKinstry conectaron sencillos impulsores para liderar una remontada en el octavo inning antes de que el bambinazo de tres carreras de Dillon Dingler sentenciara una entrada de cinco anotaciones para una victoria por 10-4.
“Simplemente un atleta fenómeno haciendo lo suyo”, agregó el lanzador de los Tigres Casey Mize, quien completó dos entradas limpias después del out y se llevó la victoria. “Calculó el tiempo perfectamente como si hubiera estado ahí afuera 10 años haciéndolo, y simplemente parece sin esfuerzo. Es un gran jugador, y es una gran jugada”.
Soler, quien puso arriba a los Angelinos en el tercer inning con un cuadrangular de dos carreras hacia el jardín izquierdo contra Mize, estuvo a punto de sacar la bola en dirección contraria dos episodios después. Báez leyó el batazo desde el primer momento y cubrió fácilmente la distancia para colocarse debajo de la bola, pero tuvo que estirar el brazo por encima de la línea amarilla para atraparla. El salto que ejecutó hizo recordar las atrapadas espectaculares que ha hecho nnumerables veces en las paradas cortas.
Incluso con todas las dificultades de Báez, la cirugía de cadera que requirió que su temporada terminara el año pasado y le dio al novato Trey Sweeney la oportunidad de hacerse cargo del campocorto, el atletismo de Báez nunca se fue.
“Donde sea que pongas a Javy, va a hacer jugadas así”, comentó el receptor Dillon Dingler. “Es increíble”.
Quizás ellos tenían más confianza en que Báez hiciera la jugada que el propio Báez. Él pensó que iba a golpear el marcador sobre su cabeza.
“Pensé que iba a golpear esa pequeña pantalla que está ahí”, confesó. “Pero llegué a la barda bastante bien y tuve la oportunidad de calcular el tiempo”.
Adicionalmente, el cuadrangular continuó su reciente racha de poder al bate, tras pasar la mayor parte del primer mes bateando para contacto. La jugada defensiva fue una demostración pura de habilidad atlética por parte de un ex jardinero juvenil que todavía está aprendiendo los matices de su nueva posición, pero que ya se desempeña por encima del promedio, registrando números positivos en Outs Por Encima del Promedio según Statcast, y Carreras Defensivas Salvadas, según FanGraphs.
Nada mal tratándose de un infielder que apenas comenzó a jugar en el jardín central durante los entrenamientos primaverales, luego de que los Tigres perdieran a Parker Meadows, Matt Vierling y al dominicano Wenceel Pérez por lesiones. Incluso entonces, se suponía que Báez sería una opción circunstancial para cubrir algunos innings si el manager A.J. Hinch necesitaba usar a un bateador emergente por Ryan Kreidler o realizar un movimiento similar.
En lugar de ello, Báez se ha convertido en el jardinero central titular de Detroit, con relevos ocasionales de Riley Greene. Incluso con Vierling cerca de comenzar una asignación de rehabilitación en ligas menores, Báez ha jugado lo suficientemente bien como para seguir siendo opción.
“Honestamente, ambas [sensaciones] son geniales”, dijo el boricua, comparando robar un jonrón con conectarlo. “Conectarlo se siente mejor. Pegar uno, creo, es más difícil, pero se siente genial, mejor enfoque. Eso es lo que sentí en el momento, simplemente estar enfocado en dónde estaba la barda y saber cuándo saltar”.