CHICAGO – El relevista de los Cachorros, Nate Pearson, estaba en el montículo, boquiabierto, con las manos sobre la cabeza en señal de incredulidad. Ian Happ estaba sentado en la tierra en territorio de foul por la línea del jardín izquierdo, se apoyó en una rodilla y devolvió la pelota al cuadro, una bola que no tenía ninguna posibilidad aparente de atrapar el sábado por la tarde.
En la séptima entrada de la victoria de los Cachorros por 7-1 sobre los Padres, Happ celebró su juego número 1,000 de por vida con la franquicia mostrando a los aficionados una de las razones por las que se convirtió en una pieza clave del núcleo actual. Persiguió un elevado con curva bateado por el emergente Gavin Sheets, atrapándolo de forma espectacular lanzándose de cabeza.
La jugada en cuestión tenía una probabilidad de atrapada de apenas el 25%, según Statcast, pero Happ ha pasado los últimos años aprendiendo los detalles de cómo patrullar el jardín izquierdo en el Wrigley Field. Su dominio de esa sección del estadio — donde el muro lateral se encuentra a pocos pies de la línea de cal — lo ayudó a convertirse en el único jardinero de los Cachorros en tener tres Premios Guante de Oro en su carrera.
En la primera entrada, los fans dentro de los “Confines Amistosos” le dieron a Happ una gran ovación de pie, celebrando su hito como el jugador número 32 en la historia del equipo en alcanzar los 1,000 encuentros de carrera. Se unió a Mark Grace y Shawon Dunston como los únicos jugadores seleccionados en el draft amateur por los Cachorros en acumular al menos esa cantidad de partidos con el club.