CHICAGO -- Los expertos en leer labios tal vez pudieron descifrar lo que decía el derecho de los Medias Blancas, Sean Burke, desde el montículo, tras la atrapada que hizo el cubano Luis Robert Jr. para evitar un grand slam y cerrar una primera entrada sin que los Cerveceros anotaran la tarde del jueves en el Guaranteed Rate Field.
Pero después de la victoria de los Medias Blancas por 8-0, un sonriente Burke explicó lo que pensaba en ese momento crucial. Bueno, al menos confesó lo que pudo mientras mantenía su entrevista posterior al juego apta para todo público.
“Algo como ‘Santo [expletivo], no puedo creer que atrapaste eso. Gracias a Dios’, algo así”, dijo Burke con una gran sonrisa. “Ni siquiera lo recuerdo bien, pero esa atrapada fue una locura”.
La primera entrada de Burke no estuvo nada bien, para ser sincero. En un momento, el abridor del Día Inaugural de los Patipálidos había lanzado apenas cinco strikes con sus primeros 17 pitcheos y llenó las bases con dos outs. Dichos lanzamientos fuera de la zona trajeron al plato a Rhys Hoskins, quien con la cuenta en 0-2 conectó ante una curva una línea que, según Statcast, tuvo un promedio de bateo esperado de .880 y habría sido cuadrangular en 13 de los 30 estadios de Grandes Ligas.
Robert lució algo incómodo al dar el salto inicial, pero corrió hacia atrás y logró una atrapada espectacular en lo alto del muro. Cuando le preguntaron si el batazo de Hoskins habría sido un grand slam sin su heroica jugada, Robert no necesitó intérprete para responder.
“No sé. Lo único que sé es que atrapé la bola,” dijo Robert. “Sabía que era un elevado muy alto y que tenía una posibilidades de atraparla”.
“Fue como un suspiro de alivio saber que había salido de eso, y de ahí solamente se trata de confiar en tu repertorio”, dijo Burke. “Definitivamente, creo que esa atrapada ayudó muchísimo”.
A partir de ahí, Burke fue eficiente, realizando 94 pitcheos y seis entradas en blanco sin conceder otra base por bolas. Ponchó a cinco bateadores y puso fin a una racha personal de cuatro derrotas consecutivas, logrando su primera victoria desde el Día Inaugural.
Si lo que hizo con el guante no fue suficiente, Robert también aportó con el bate: Conectó dos hits, remolcó cuatro carreras y logró su base robada número 13 de la campaña, empatado en el liderato de Grandes Ligas.
“He estado trabajando con ese objetivo en mente,” dijo Robert sobre su aporte en todas las facetas del juego. “No importa si tengo una mala semana o un mal mes. Yo sé el tipo de jugador que soy. Y me la paso trabajando fuerte para mejorar y demostrar lo que soy capaz de hacer. Últimamente, los resultados han llegado y eso es bueno”.
Con esos dos imparables, Robert se quedó a uno de alcanzar los 500 hits de por vida en las Mayores.
“Sus turnos han sido buenos. Simplemente no ha visto los lanzamientos adecuados para hacer daño”, comentó el manager de los Medias Blancas, Will Venable, sobre Robert. “Ver buenos swings hoy significa mucho. Sabemos que estará ahí todos los días. Lo vamos a necesitar para ganar juegos”.