BALTIMORE -- Podría ser culpa del pitcheo que Yoshinobu Yamamoto eligió realizar. Podría ser culpa de Jackson Holliday, quien tuvo la audacia de dar un swing de jonrón. Podría ser culpa de los que diseñaron las dimensiones del Oriole Park en Camden Yards, cuando 20 de 30 estadios de MLB hubieran contenido ese batazo.
Pero para nada sería culpa del jardinero cubano Andy Pagés por no tratar de realizar una espectacular atrapada para robarse un cuadrangular y preservar el no-hitter de Yamamoto el sábado -- que desapareció con un batazo de 362 pies y también comenzó una histórica reacción de Baltimore rumbo a una emocionante victoria por 4-3 dejando tendidos a los Dodgers.
Pagés no tenía ninguna posibilidad.
Los aficionados que no conocen bien el Camden Yards -- e incluso los que lo conocen muy bien -- pudieron haber visto la repetición del vuelacercas de Holliday asombrados al notar que Pagés se detuvo algunos pies del muro.
Pero el ángulo de la cámara engaña un poco. Varios encargados del terreno de los Orioles que trabajaron en la sección el sábado confirmaron el domingo que la bola cayó en una baranda negra (vista abajo) al frente de las sillas entre el bosque central y derecho, ubicada casi cuatro pies atrás -- y posiblemente a 18 pies de altura -- del borde de la cerca sobre la caseta de los encargados del terreno.

Eso significa que la bola de todas maneras hubiera estado bien fuera del alcance de Pagés si hubiera saltado. Eso podría ser un alivio para el piloto de Los Ángeles, Dave Roberts, si en algún momento se atreve a repasar el momento.
“Me gustaría pensar que hubo cualquier posibilidad de realizar una jugada en el juego sin hits para hacer cualquier clase de esfuerzo”, declaró Roberts. “Pero la verdad no pude ver bien, y me niego a volver a analizarlo”.
El motivo por el que seguramente Pagés se detuvo sería por la pizarra en la pradera derecha.

Si Holliday hubiera enviado la bola unos pies más cerca del poste de foul, hubiera pegado sobre sobre la estructura de 21 pies de altura y dado un gran rebote, bien lejos del jardinero que siguió muy cerca del muro.
Por supuesto, eso no le resta culpa a unos Dodgers que por segundo encuentro consecutivo quedaron tendidos y sufrieron su quinta derrota en fila ante equipos sotaneros en sus respectivas divisiones.