NUEVA YORK -- Los Mets se han vuelto tan expertos en esto de dejar en el terreno al contrario que ahora saben exactamente qué esperar en todo momento. Entonces, poco después de que el puertorriqueño Francisco Lindor conectara un elevado de sacrificio para dejar tendidos el lunes a los Medias Blancas y darles a los Mets una victoria por 2-1 en el Citi Field, mientras sus compañeros Brandon Nimmo y Brett Baty se acercaban cargando una gran jarra de agua, Lindor sólo necesitó una rápida mirada hacia atrás para planear su siguiente movimiento.
“¡Ven acá!”, gritó Lindor, agarrando con ambos brazos al reportero de SNY Steve Gelbs para evitar que se escapara. Mientras Nimmo y Baty vaciaban la jarra sobre la cabeza de Gelbs, el boricua saltó para apartarse, dejando a una persona –la más equivocada– empapada.
“Instintos”, dijo Lindor, riendo. “Uno de nosotros iba a sobrevivir, él o yo, y él no lo hizo”.
La carrera impulsada para dejar en el terreno al contrario fue la tercera de Lindor en el año y la quinta de los Mets como equipo en apenas 26 partidos en casa. Desde el inicio de la temporada pasada, Nueva York tiene 16 triunfos dejando al rival en el terreno, lo que los empata en el segundo lugar en las Mayores. Ésta fue también la decimotercera remontada de los Mets y su tercera en igual número de sus partidos más recientes. Han ganado cada uno de sus últimos cuatro encuentros por la ventaja mínima.
De su parte, Lindor es el primer Met desde el venezolano Wilmer Flores (cuatro en el 2018) en impulsar tres carreras o más para dejar en el terreno al contrario en una misma campaña.
Dicho de otra manera, los Mets se han vuelto muy, muy buenos en este tipo de cosas. Y Lindor ha estado en el centro de todo.
“Una y otra y otra vez, sigue haciéndolo”, expresó el manager de los Mets, el venezolano Carlos Mendoza. “Tenemos a algunos [jugadores] así también, con los que te sientes muy bien sobre tus posibilidades cuando están en el plato con el juego en la línea. De inmediato, no perdió tiempo. Estaba listo desde el primer lanzamiento”.
De hecho, Lindor atacó el primer pitcheo que vio del relevista de los Medias Blancas, Steven Wilson, con las bases llenas y sin outs en el noveno, enviándola a 329 pies al jardín derecho para un fácil elevado de sacrificio.
“Él sabe que es bueno”, continuó Mendoza. “Su habilidad para desacelerar el encuentro... el momento nunca es demasiado grande para él. Es agresivo con buenos lanzamientos para batear. Tiene convicción cuando toma esas decisiones, y eso es lo que hacen los grandes jugadores”.
Claro, todo esto no significa que todo sea color de rosa en Flushing. Los Mets, después de todo, están jugando contra los Medias Blancas, un equipo que estableció el récord de Grandes Ligas moderno de derrotas la temporada pasada y que apenas va en camino a mejorar este año. Además, las dificultades de Nueva York en el bateo situacional se profundizaron el lunes. Como equipo, todavía tienen una línea ofensiva de .198/.300/.302 con corredores en posición de anotar en mayo. Hasta que solucionen esos problemas, a los Mets les resultará difícil ser consistentes.
Pero no se puede negar que este conjunto entiende cómo ganar cuando el choque está cerrado, cuando el momento es grande, cuando la multitud hace ruido. Éso también tiene importancia.
“Creo que simplemente hay mucha confianza en lo que hacemos”, dijo el abridor de los Mets, Clay Holmes. “Creo que lo más importante es que el esfuerzo siempre está ahí. Se nota en momentos como éste”.
Lindor añadió lo siguiente: “Nos saca sonrisas, porque hay diferentes maneras de ganar partidos y hoy fue una de ellas. Cuando parece que no está funcionando pero las cosas sí funcionan, es algo bueno”.