¡Como un fan más! Rizzo se despidió a lo grande desde las gradas del Wrigley

8:38 PM UTC

CHICAGO -- se puso su jersey de los Cachorros, le dio la espalda a las cámaras y abrió los brazos. Alrededor de su nombre y número en la espalda había firmas de niños que Rizzo había visitado en el Lurie Children’s Hospital a lo largo de los años en Chicago.

Para Rizzo, darles un momento en el centro de atención era importante, porque siente que su legado como miembro de los Cachorros se extiende más allá de la sequía de 108 años sin una Serie Mundial que el equipo del 2016 terminó. Rizzo entendió que no sólo podía impactar con su juego en el terreno, sino también como un sobreviviente de cáncer lejos del diamante.

Y el sábado fue una celebración de lo que Rizzo hizo por la ciudad.

“Después de que ganamos la Serie Mundial, lo supimos”, comentó Rizzo. “Estando aquí, escuchas todas las historias de todos los fans. Las Convenciones de los Cachorros, sólo al entrar, los aficionados… es abrumador. Es asombroso. Y cuando ganamos, ese impacto global que tuvimos en una fanaticada, en generaciones de fanáticos de los Cachorros, todavía perdura”.

Rizzo's jersey, signed by kids he had visited at Lurie Children’s Hospital over the years
Rizzo's jersey, signed by kids he had visited at Lurie Children’s Hospital over the years

Antes del juego del sábado contra los Rays, Rizzo se retiró oficialmente como miembro de los Cachorros, poniendo el punto final a una carrera de 14 años que incluyó una década definitoria con los del Norte de Chicago. Comenzó como una de las piezas fundamentales de un grupo que llegó a los playoffs cinco veces, ganó tres títulos divisionales y se ganó un desfile con la primera Serie Mundial de la franquicia desde 1908.

Cuando Rizzo llegó al Wrigley Field, entró a las oficinas del equipo y de manera juguetona sostuvo a su pequeño hijo, Anthony Jr., sobre el trofeo en el vestíbulo. Rizzo se conectó con algunos jugadores en el clubhouse antes de atender a los medios. Y el ex primera base lanzó un primer pitcheo ceremonial mientras Jason Heyward de los Cachorros y el líder de Pearl Jam, Eddie Vedder, entre otros, estaban en el terreno.

Antes del juego, Rizzo y su familia caminaron por los jardines, tomándose fotos junto a la pared cubierta de hiedra e interactuando con los fanáticos alrededor del estadio. Gritos de “¡Rizzo! ¡Rizzo!” estallaron mientras caminaba por el perímetro del viejo parque.

“Es un gran día para los seguidores y para Anthony”, dijo el manager de los Cachorros, Craig Counsell, “para poder celebrar lo que fue un impacto increíble en los Cachorros, en la ciudad de Chicago. Esa es la mejor parte. La interacción de hoy con los fanáticos y Anthony, todos podemos experimentar eso hoy y eso es realmente genial”.

Uno sabía que Rizzo también se iba a divertir en su día.

“Es un niño grande, en el mejor de los sentidos”, bromeó el jardinero Ian Happ, quien debutó en las Mayores en el 2017 y fue compañero de equipo de Rizzo durante cinco temporadas.

De hecho, Rizzo había trazado sus planes para la tarde.

“Voy a sentarme en las gradas”, comentó Rizzo. “Voy a comerme un hot dog. Voy a tomar algunas bebidas para adultos. ¿Y se nos permite hacer la serpiente de cerveza [con los vasos vacíos]? Porque yo seré el que inicie el rally para la serpiente de cerveza… Tengo un día para vivirla al máximo”.

Rizzo se dirigió a las gradas del jardín izquierdo para el comienzo del juego, aplaudiendo al ritmo de su antigua canción de entrada, “Intoxicated”, cuando Happ la usó en su primer turno al bate. En el segundo inning, el novato venezolano de los Cachorros, Moisés Ballesteros, conectó el primer jonrón de su carrera y, por supuesto, la pelota voló directo hacia Rizzo.

Rizzo se puso de pie rápidamente y se paró en las gradas, pero el batazo de Ballesteros rebotó en su mano derecha y fue recuperado por un fanático cercano. Rizzo se rio y celebró con los seguidores de los Cachorros a su alrededor. Para el receso de la séptima entrada, Rizzo le cantó a los fanáticos —junto a Vedder y la modelo Cindy Crawford— desde las gradas.

Apenas el año pasado, Rizzo estaba jugando en la Serie Mundial con los Yankees, pero se convirtió en agente libre durante el receso de temporada y no llegó la oferta adecuada para convencer al inicialista de seguir adelante. Estaba listo para este próximo capítulo con su familia.

“Extraño a los muchachos”, confesó Rizzo. “Extraño la camaradería. Pero viendo en la televisión, el juego parece más difícil. No parece más fácil. No sé cómo la gente piensa que se ve más fácil desde la televisión. Supongo que estoy tan recién retirado que sé lo difícil que es batear a 100 [millas por hora]. Y viendo a los muchachos lanzar tan duro con el repertorio que tienen, es bueno saber que ya no tengo que batear eso”.

“Ahora me levanto y hago lo que quiero. Es una sensación hermosa”.

Rizzo dijo que se emocionó después de recibir algunos mensajes “hermosos” de excompañeros como Kyle Schwarber, Kris Bryant y el puertorriqueño Javier Báez, entre otros, después de su anuncio de retiro a principios de esta semana. El tres veces todoestrella y cuatro veces ganador del Guante de Oro dijo que espera con ansias la inminente celebración de los 10 años de su triunfo en la Serie Mundial de 2016.

Mientras tanto, Rizzo asumirá su nuevo rol como embajador de los Cachorros. Recordó lo impactante que fue estar cerca de leyendas como Ernie Banks, Ryne Sandberg y Billy Williams cuando era un jugador joven, y Rizzo cree que es importante continuar llevando la antorcha para la próxima generación de jugadores.

“Cuando ganamos la Serie Mundial”, comentó Rizzo, “recuerdo simplemente agradecer a todos los muchachos que formaron parte de esta organización antes, que no tuvieron la suerte de tener el buen rebote o el retraso por lluvia o la sentencia de strike tres que se cantó como bola cuatro”.

“Ahora, ser un embajador y continuar un legado de grandes Cachorros… creo que no lo he asimilado del todo aún, porque es un poco nuevo. Pero es increíble. Es especial”.