ATLANTA – Los cronistas deportivos y comentaristas acuden en busca de respuestas del bardo del béisbol de los Cerveceros, ya sea en Los Ángeles, Seattle, Washington D.C., Atlanta, o donde sea que el equipo del mánager Pat Murphy esté a punto de salir al campo..
No hay nada que le guste más a Murphy que una buena conversación sobre béisbol, así que recibe con gusto a la prensa en las sesiones vespertinas y hace su mejor esfuerzo por poner en palabras cómo es posible todo esto. ¿Cómo lo están logrando los Cerveceros, con una de las nóminas más bajas del béisbol, tras varias pretemporadas marcadas más por salidas que por llegadas, con varios novatos en el lineup cada noche y un cuerpo de lanzadores que nunca había rendido tan bien con otros uniformes?
¿Cómo es que un equipo que apenas logró armar una rotación en abril y que casi no conecta jonrones, se encuentra 25 juegos por encima de .500 —**el mejor récord de MLB— después de la victoria del martes 7-2 sobre los Bravos** en el Truist Park?
“¿Decir que sé cómo nuestro entorno afecta a las personas? No tengo ni idea”, dijo Murphy cuando un periodista de Atlanta se convirtió en el más reciente en pedirle la “fórmula secreta” de Milwaukee. “De verdad que no. Y tampoco quiero saberlo. No quiero que lo analicen. Solo quiero seguir tratando de que el ambiente sea sano, bueno, mejor… y auténtico”.
La verdad es que no hay una sola explicación para el éxito de los Cerveceros. Era lógico esperar un retroceso esta temporada tras el traspaso del cerrador estelar Devin Williams justo antes de su año de contrato, y la salida del campocorto dominicano Willy Adames en la agencia libre. Pero aquí están de nuevo, compitiendo gracias a un estilo clásico que prioriza el pitcheo, la defensa y la velocidad por encima del poder. El periodista que interrogó a Murphy por la tarde bien podría haber esperado al inicio del tercer inning para ver con sus propios ojos cómo lo han hecho los Cerveceros, porque ahí armaron una ofensiva que explicó más que cualquier respuesta del mánager, quien el año pasado se convirtió en el primer piloto de los Cerveceros en ganar el premio al Mánager del Año en su liga, y que va camino a repetir.
El inning comenzó con un sencillo de Blake Perkins, el jardinero ambidiestro y estrella defensiva que sufrió una fractura en la espinilla el primer día de práctica de bateo en vivo en febrero, una de tantas lesiones que enfrentó el equipo antes del Día Inaugural. Con un out, se robó la segunda base, el robo número 125 del equipo en la temporada. Solo los Rays han robado más.
Los Cerveceros siguieron presionando al abridor de los Bravos, Joey Wentz, con un infield hit del campocorto Joey Ortiz—más conocido por su guante que por su bate— y una base por bolas del antesalista Caleb Durbin, un prospecto adquirido en el cambio por Williams y uno de los novatos con rol destacado en Milwaukee este año. Dos bateadores después, con dos outs, Christian Yelich empató el juego 1-1 con otro infield hit, el número 121 del equipo en lo que va del año. Ningún otro equipo tiene más. Solo otros dos clubes han alcanzado las tres cifras en ese rubro.
A esas alturas, Wentz ya había lanzado 20 pitcheos en el inning y ahora tenía que enfrentar al primera base Andrew Vaughn, el ex prospecto estrella que había sido bajado por los White Sox en medio de una mala racha, con un OPS de .679 en Triple-A cuando los Cerveceros lo adquirieron en un cambio en junio.
Vaughn llegó al juego del martes con una racha de 10 juegos bateando de hit y un OPS de 1.118 con el uniforme de Milwaukee, lo que obligaba a Wentz a tener mucho cuidado. Pero fue demasiado cuidadoso, porque en el quinto lanzamiento le tiró una recta con cuenta de 1-2 tan adentro que se fue hasta el backstop para un lanzamiento desviado que permitió anotar la carrera del 2-1 a favor de los Cerveceros.
Pero Vaughn y los Cerveceros no habían terminado. En el duodécimo pitcheo del turno, tras conectar siete foul balls, Vaughn bateó un sencillo al jardín izquierdo que produjo dos carreras, gracias a que el veloz Yelich corría desde la segunda base. Según las métricas de Statcast, Milwaukee tiene a los mejores corredores de bases de todas las Grandes Ligas por un amplio margen.
Cuando Wentz por fin pudo cerrar el inning, los Cerveceros ya habían batallado su camino hasta una ventaja de 4-1.
“Tienen hambre”, dijo Murphy. “Juegan duro. Tratamos de crear lo que sea que podamos crear. Siento que siempre estamos al borde del precipicio, ¿sabes a qué me refiero? … Mira, ‘riesgo’ no es una palabra que nos preocupe. No estamos tratando de jugar a lo seguro. Solo queremos salir a buscarlo, y creo que ellos lo han adoptado”.
¿Podrían más equipos jugar de esta manera?
“Creo que otros equipos no juegan así porque tienen mucho más talento experimentado que ya se ha probado en Grandes Ligas”, agregó Murphy. “Y eso no quiere decir que, por haberte probado en Grandes Ligas, debas jugar de cierta manera, pero es más difícil convencer a esos tipos. Es más difícil que entiendan que mover un corredor sigue siendo importante…”
“Hemos sabido aprovechar lo que tenemos. Esa ha sido un poco nuestra identidad en los últimos años: seguir adelante con lo que hay”.