SEATTLE -- Cal Quantrill, parado afuera del clubhouse de los Marlins después de su victoria por 8-4 sobre los Marineros, tuvo que sonreír al pensar en la semana del dominicano Agustín Ramírez.
“Subimos al mejor bateador del planeta, supongo”, dijo riendo.
Fue una afirmación hiperbólica.
¿Verdad?
Ramírez, el cuarto mejor prospecto de Miami, quien fue subido por necesidad el lunes cuando Rob Brantley ingresó a la lista de lesionados, hizo aun más historia el viernes en el T-Mobile Park al irse de 4-2, con un doble y el primer jonrón de su carrera.
La jornada le da a Ramírez una línea de 10-7 en los primeros tres encuentros de su carrera, con cuatro dobles y ese cuadrangular. Es el primer jugador en al menos 125 años en registrar al menos siete hits y cinco o más extrabases en sus primeros tres partidos de por vida.
“La calidad del contacto, la calidad del turno al bate, la calma, la presencia en la caja de bateo -- no parece que el escenario sea demasiado grande para él”, dijo el manager de los Marlins, Clayton McCullough. “Hizo unos swings realmente buenos esta noche”.
El oriundo de Santo Domingo es ahora dueño de un promedio de .700 y un OPS de 2.150.
El debut de Ramírez el lunes fue tan revelador que McCullough lo convirtió en apenas el segundo novato en la historia de la franquicia de los Marlins en batear cuarto en el orden. Cuando continuó con un partido de 3-3 el martes, el cuerpo técnico dio otro paso, manteniendo el bate del novato en el cuarto lugar de la alineación en Seattle como bateador designado.
Ramírez comenzó su noche con un par de outs con elevados -- la primera vez que era retirado en veces al plato consecutivas. En el sexto inning, conectó un sweeper de Casey Lawrence y disparó una línea por encima de la tercera base hacia la esquina del jardín izquierdo para un doble, regresando a la columna de hits.
Luego, en el octavo inning, después de que los Marineros habían reducido la ventaja de los Marlins a dos carreras, Ramírez puso un sello aún más grande en el compromiso, conectando un sinker sobre la esquina de adentro y enviándola a una distancia proyectada por Statcast de 406 pies hacia el jardín izquierdo-central.
“Cuando corría por las bases, la alegría fue increíble”, reveló el novato.
“Dar jonrón por allá, al jardín izquierdo-central aquí, eso es territorio de tipos grandes”, añadió McCullough.
El doble de Ramírez salió de su bate a 103.5 millas por hora. Su jonrón tuvo una velocidad de salida de 106.9 mph. Todavía es temprano, pero de momento, su velocidad de salida promedio en bolas puestas en juego es de 94.5 mph, lo que ocupa el 18vo puesto en la liga (mín. 10 turnos al bate) y el primero entre los novatos.
“Creo que la parte más importante es ir [al plato] con un plan, y continuar planificando con el cuerpo técnico”, continuó Ramírez. “Y tienes que ejecutar, simplemente seguir ese plan en el juego”.
“Está teniendo una introducción bastante buena a las Grandes Ligas”, culminó Quantrill. “Me gusta la forma en que se prepara. Creo que recibió bien la bola en sus primeras dos aperturas como receptor, también. Parece tener la cabeza bien puesta. Así que es increíble verlo tener éxito así”.