Convocatoria al All-Star no solo reconoce a Lindor por su talento, sino también su tenacidad

14 de julio de 2025

NUEVA YORK -- A comienzos del año, en un partido en Los Ángeles, el puertorriqueño fue golpeado en el pie derecho por un slider de 89 mph del derecho Tony Gonsolin. El torpedero de los Mets no lo sabía mientras jugaba el resto de la jornada pese al dolor, pero cuando se quitó la media y vio una gran hinchazón en el meñique del pie, Lindor adecuadamente pensó lo peor.

El dedo del pie estaba fracturado, lo que por supuesto significaba que Lindor pretendía de todas maneras seguir jugando.

Dos noches después, tras perderse apenas un partido, Lindor estaba parado con un bate en la cueva de su equipo en Colorado. Había pasado la mitad de la tarde en el cuarto del preparador físico recibiendo tratamiento y la otra mitad en la jaula de bateo dando swings. Justo antes del encuentro, Lindor le informó al dirigente venezolano Carlos Mendoza que estaba disponible, algo que para nada sorprendió al piloto.

Cuando el club de Nueva York necesitaba un bateador emergente en el inicio de la novena entrada, Mendoza acudió a Lindor, quien dio un doblete de dos carreras que le dio la ventaja al club. Poco después, los Mets sellaron su victoria.

Durante una época en la que los jugadores con frecuencia reciben días libres de rutina -- en la que el Hombre de Acero de 162 partidos es algo obsoleto -- Lindor sobresale no solo por sus deseos de jugar en la mayor cantidad de partidos posibles, sino por su capacidad de alcanzar dicha meta. Como los demás, Lindor es un humano, que sufre la misma clase de dolores y golpes. Lo que pone al boricua en una clase aparte es la capacidad de tanto jugar con las dolencias como de superarlas para mantener el éxito.

Eso, como lo han sido otras cosas, lo que ha resultado en Lindor participando en el Juego de Estrellas como titular. El torpedero será parte del Clásico de Media Temporada por quinta vez en su carrera y la primera representando a los Mets, junto a los compañeros su compatriota , y .

“Tenemos esta gran fortuna”, dijo Alonso, quien también sabe muy bien de durabilidad. La campaña pasada, Alonso se convirtió en el segundo miembro de los Mets en disputar cada uno de los 162 juegos, superando al dominicano José Reyes como el líder de la franquicia en partidos jugados de manera consecutiva.

“Con él, cuentas con un muchacho que está dispuesto a salir a la carga sin importar cómo se siente o cómo está de salud”, señaló Alonso.

Para Lindor ese no ha sido el caso siempre. En su primera temporada con Nueva York, Lindor se lastimó el oblicuo derecho y pasó casi cinco semanas en la lista de lesionados, por apenas segunda vez en su carrera.

Desde entonces no ha estado inhabilitado. En el 2022, Lindor se fracturó el dedo corazón derecho en un accidente con una puerta de un closet en un hotel en Los Ángeles. Se perdió apenas un encuentro. En el 2023, Lindor jugó todo el año con un espolón óseo en el codo derecho, que lo obligó a operarse en la temporada muerta. Terminó de noveno en las votaciones del JMV de la Liga Nacional.

En el 2024, Lindor concretó su reputación como alguien dispuesto a jugar como sea. A comienzos de mayo, Lindor sorpresivamente pidió salir de un partido debido a un terrible malestar. Luego de llegar al Citi Field a la mañana siguiente y recibir una inyección de fluidos, el campocorto comenzó a hostigar a Mendoza para que lo dejara jugar.

Cuando Mendoza finalmente cedió, Lindor dio la cara con dos hits clave: Un doble de dos vueltas como emergente en el sexto episodio, seguido por un doble de oro de dos rayas en el 11mo capítulo.

“Simplemente es parte de lo demandante que es ser jugador de Grandes Ligas”, explicó Lindor ese día.

Lindor no se perdió un partido sino hasta mediados de septiembre, cuando se lastimó la espalda tras deslizarse en Filadelfia. De nuevo, el infielder trató de jugar pese al dolor, pero esta vez, no fue tan fácil. Los esfuerzos de los preparadores físicos no ayudaron a que Lindor sintiera alivio, pero los Mets estaban en una lucha por el título de división. Por eso apenas Lindor se sintió lo suficientemente bien para estar en el terreno, así lo hizo, embasándose tres veces en su primer encuentro de regreso a la acción.

Dos días después, Lindor dio un bambinazo clave y se robó dos bases en una victoria crucial en Milwaukee. Luego llegó un momento icónico: El jonrón de la ventaja en la novena entrada del juego 161 de la temporada en Atlanta para asegurar un pase a la postemporada.

Al preguntársele por qué dio un trote por las bases tan lento y sin demostrar tanta emoción, Lindor reconoció lo siguiente: “Me duele la espalda. Estoy cansado”.

Todos alrededor soltaron una risa, comprendiendo la honestidad de sus palabras. No es nada fácil simplemente por el hecho de que Lindor es capaz de jugar sin importar las lesiones. “Sacar el pecho”, como los jugadores describen jugar todos los días sin excusas, es una habilidad -- de la misma manera como batear, lanzar o fildear. Es una que posiblemente mejor identifica a Lindor como alguien digno del Juego de Estrellas.

“Ha sido el mejor jugador en el terreno desde que éramos muchachos”, declaró su compañero Jesse Winker, quien conoce a Lindor desde que los dos jugaron juntos en la pelota juvenil. Eso es un testimonio de la persona que es -- el trabajo que hace cada año”.