LOS ÁNGELES -- En el tercer capítulo del encuentro de los Mets el 25 de mayo contra los Dodgers en el Citi Field, el dominicano Juan Soto se estaba despegando poco a poco de la primera base cuando, con prácticamente nadie en el estadio prestando atención, salió a toda velocidad hacia la segunda almohadilla. Soto dio casi tres pasos antes de que el lanzador Landon Knack siquiera se alistara para lanzar. Obviamente, llegó quieto. El receptor Will Smith ni siquiera se molestó para realizar el tiro.
Hay un motivo por el que Soto, pese a que tiene una velocidad de sprint muy debajo del promedio, lleva un paso hacia fijar una marca personal en estafadas. Hay un mayor motivo por el que todavía no ha sido retirado en intento de robo.
“Pienso que Antoan es un gran factor”, declaró Soto.
En sus días como jugador activo, el coach de la primera base Antoan Richardson fue un experto en estafadas, consiguiendo 337 como profesional con una tasa de éxito del 85%. Ésa es una cantidad élite. Y aunque Richardson fue velocista, no empleó solamente sus piernas. Durante los años, Richardson aprendió varias cosas sobre el arte del robo de bases. Desde entonces, ha empleado el aparente extenso banco de información de los Mets para pulir su proceso.
El conocimiento que ha conseguido Richardson le ha permitido al conjunto de Queens convertirse en uno de los equipos “estafadores” más eficientes en todo el béisbol. Antes de la jornada del lunes, encabezaban las Mayores con una tasa de éxito del 84.9%.
“Ésa es nuestra meta: Si corremos, debemos acertar”, explicó Richardson. “¿Podemos llegar al 100% cuando corremos? Ése es nuestro objetivo”.
Aunque los bateadores de los Mets definitivamente no quieren revelar sus secretos, indican que la clave es entender las tendencias tanto del serpentinero como del receptor. En ocasiones, eso surge durante el estudio de video antes del encuentro. Otras veces, no es evidente sino durante el partido. Algunos oponentes no tienen debilidades obvias y en esos casos, los modestos estafadores como Soto ni lo intentan.
Pero si los Mets piensan que las posibilidades están a su favor, lo intentarán. Y correrán. Y correrán más.
Durante una reciente reunión de bateadores, Jared Young comparó la práctica con el conteo de cartas en un casino. Si un jugador de veintiuno tiene una idea de la carta que viene, ya no tendrá que arriesgar tanto.
“Con el trabajo que hemos hecho antes de todo, sabemos cuántas posibilidades tenemos cuando queremos robar una base”, explicó Young. “No llegaremos siempre, pero es la manera correcta de hacerlo. Si definitivamente tienes la ventaja, no estás arriesgando nada”.
Como resultado, 11 de los 17 jugadores de posición que han participado en un compromiso con los Mets se han robado una base. Y no son solamente los veloces como el puertorriqueño Francisco Lindor y el venezolano Luisángel Acuña. El mayor ejemplo de todo esto es Soto, quien ha trabajado durante los últimos años para tratar de mejorar los resultados de su robo de bases.
“Como me embaso el 40% de las veces”, indicó Soto, y porque “siempre bateo antes de los cañoneros”, la capacidad de tomar esa base extra con frecuencia puede impactar las victorias y derrotas.
Pero vale señalar lo siguiente: Soto no es tan rápido. Su velocidad de sprint competitiva promedio, según Statcast, lo coloca de 362do de 446 bateadores que califican. Por eso, tenía problemas para alcanzar la meta en el corrido de bases hasta que se reunió con Richardson en la pretemporada.
Tras 60 partidos con el club de Queens, Soto lleva un ritmo para 19 estafadas, que por mucho superarían su récord personal de 12. Al quisqueyano le gustaría robarse 20, y luego ver hasta cuántas puede llegar.
“Siempre digo lo siguiente: Me gusta engañar un poco”, agregó Soto. “Me encantaría si los demás equipos pensaran que no tengo nada de velocidad. Ésa es una de las cosas que facilitan todo, si un equipo piensa que no voy a correr, y la mayoría de las veces no le ponen atención a lo que hago. Ahí es cuando los sorprendo”.