CINCINNATI -- Durante la mala racha de los Dodgers a mitad de verano, el equipo no había estado del todo sincronizado. Una ofensiva en declive parecía ser la causa de los tropiezos a mediados de julio, mientras que una rotación en ascenso era opacada por un bullpen inestable.
Por eso, la victoria del lunes por 5-2 sobre los Rojos representó, en muchos sentidos, el triunfo más completo de los Dodgers en bastante tiempo.
Yoshinobu Yamamoto permitió una carrera por jugada forzada en el primer inning, pero luego colgó ceros en las siguientes seis entradas para completar una sólida apertura de siete episodios. Mookie Betts se embasó y anotó tres veces. Shohei Ohtani (doble de dos carreras), el dominicano Teóscar Hernández (dos sencillos remolcadores) y Freddie Freeman (sencillo impulsor) aportaron ofensiva desde la parte alta del lineup.
“Mi repertorio hoy estuvo realmente bien”, dijo Yamamoto. “Pero comparado con mi última salida, cuando sólo lancé cinco innings, creo que hoy hice un buen trabajo”.
Hubo algo de drama al final cuando Blake Treinen, en una situación que no era de salvamento, permitió una carrera en su primera aparición tras salir de la lista de lesionados de 60 días. Con las bases llenas y dos outs, el novato Jack Dreyer entró al relevo y logró poner fin a la amenaza.
Fue justo el tipo de actuación que los Dodgers sabían que podían ofrecer, incluso mientras batallaban por encajar todas las piezas.
“Creo”, dijo el mánager Dave Roberts, “que no fue perfecto… Pero en general, es más o menos lo que imagino de nuestro equipo”.