MILWAUKEE -- Lo que hay que recordar sobre esta temporada de los Cerveceros es cómo comenzó. Antes de que el equipo asegurara su séptima clasificación a la postemporada en los últimos ocho años gracias a la derrota de los Mets ante los Rangers el sábado —y con un cuarto título de la División Central de la Liga Nacional en los últimos cinco años como el próximo objetivo—, todavía era marzo y Milwaukee tenía marca de 0-4.
Tenían el peor diferencial de carreras en las Mayores y compartían un dudoso lugar con los Cardenales de 1954 como los equipos con más carreras permitidas (47) en los primeros cuatro juegos de cualquier temporada en la Era Moderna.
Seis lanzadores abridores estaban en la lista de lesionados. José Quintana, quien firmó a mitad de los Entrenamientos de Primavera para ayudar, aún no estaba listo. Elvin Rodríguez, quien no seguiría en el equipo más allá de la primera semana de mayo, abrió el juego inaugural en casa. Y otro lanzador, Néstor Cortés, cuyo paso por los Cerveceros comenzó en el Yankee Stadium con tres lanzamientos y tres jonrones, estaba a una semana de convertirse en otro abridor más en ingresar a la lista de lesionados.
Pat Murphy tenía algunos trucos bajo la manga como el actual Manager del Año de la Liga Nacional, el primero en la historia de la franquicia en recibir dicha distinción. Pero ni siquiera él podía detener el calendario.
Los juegos seguían llegando.
“Uno simplemente sigue adelante y aprende algo”, dijo Murphy cuando los Cerveceros estaban con marca de 0-4. “Ahora tenemos la oportunidad de aprender.
No nos habían golpeado tan fuerte en la cara desde hace mucho, mucho tiempo”.
A los Cerveceros les tomó tiempo devolver el golpe, pero al final lo hicieron, comenzando con una victoria el 25 de mayo en Pittsburgh, cuando el novato Caleb Durbin resistió cinco fouls consecutivos con dos outs y cuenta de dos strikes antes de conectar un doblete de dos carreras para empatar el juego. Luego anotó gracias a un doble de Brice Turang. Fue la primera vez en los primeros 54 juegos de la temporada que Milwaukee lograba remontar un déficit de múltiples carreras y también la primera vez que ganaban un juego tras ir perdiendo luego del séptimo inning. Mostraron carácter.
Y no pararon. Desde ese día, los Cerveceros ganaron ocho en fila y 53 de los siguientes 69 juegos para escalar hasta tener el mejor récord en todo el béisbol, con rachas ganadoras de ocho, 11 y una marca de franquicia de 14 triunfos seguidos. Lo lograron no con poder, sino con velocidad, defensa y un excelente pitcheo a pesar de todos los problemas físicos al inicio de la campaña.
“Tenemos un buen equipo”, dijo Turang, quien probablemente dio el salto más notable este año entre los jugadores de posición emergentes de Milwaukee. “Se trata de ensamblar bien las piezas”.
El junio de 16-9 fue el Mes de Miz, cuando el prospecto de pitcheo más alto de los Cerveceros, Jacob Misiorowski —de 2.01 metros de estatura— llegó justo cuando el equipo necesitaba otro impulso, venció a Paul Skenes y Clayton Kershaw, y se ganó la invitación más temprana a un Juego de Estrellas en la historia de Major League Baseball. El julio de 17-7 fue el mes de “Big Woo”, cuando Brandon Woodruff regresó de una rehabilitación de hombro que duró varios años, el 6 de julio, para encender una racha de 11 victorias seguidas. Luego llegó un agosto inolvidable de 21-9 que comenzó con 14 triunfos consecutivos.
Fue la racha ganadora más larga en la historia de la franquicia, e incluyó momentos como el tiro salvador de Blake Perkins al plato el 8 de agosto para acabar con los fantasmas de los Cerveceros ante los Mets y asegurar la victoria número 7 de las 14; la remontada de un déficit de 5-0 en la victoria número 9 para completar la barrida sobre los Mets el 10 de agosto; la noche de dos bambinazos de Christian Yelich con su bate de homenaje a Bob Uecker para borrar una desventaja de 8-1 en la victoria número 13, el 15 de agosto; y el infielder suplente Andruw Monasterio --el número 14 de ese grupo-- saliendo desde la banca para conectar un jonrón de tres carreras que puso arriba a Milwaukee el 16 de agosto.
En el camino, se convirtieron en el más reciente equipo de los Cerveceros en dejar atrás todos los pronósticos de la pretemporada.
“Creo que este equipo fue descartado incluso más que los anteriores”, dijo Yelich. “Sé que muchos equipos nuestros han sido subestimados, eso ha sido un tema recurrente a lo largo de los años. Como si fuéramos una idea secundaria para el resto de la liga. Pero creo que eso fue aún más evidente este año entrando a los Entrenamientos de Primavera, y luego con el mal comienzo del año, nos dieron por perdidos.
“No nos importa lo que diga la gente. No importa si hablan bien o mal de uno, porque al final del día hay que jugar los juegos. Así que, aunque digan que eres genial, eso no significa que lo seas. Y si dicen que no sirves, eso tampoco lo hace verdad. Lo que haces en el terreno es realmente el indicador más fiel de qué tipo de equipo eres”.