SAN LUIS -- Un tren de carga sale esta noche de San Luis.
Luego de completar la barrida sobre los Cardenales con la victoria del miércoles por 5-2, los Azulejos han ganado 12 de sus últimos 14 juegos para poner su récord en 38-30. No sólo están jugando su mejor béisbol de la temporada, sino que quizás haya que remontarse a 2023 o incluso antes para encontrar un nivel similar.
Sin embargo, esta es una racha construida sobre los fracasos del pasado, de los que los veteranos de este equipo hablaron durante toda la primavera y los primeros días de la temporada. Ha sido difícil entender a qué se referían sin los resultados que lo respaldaran, pero así es como se ven las cosas cuando un equipo usa esos tropiezos para impulsarse hacia adelante.
“A veces, tienes que pasar por algunas [cosas malas] para realmente solucionar tus problemas”, dijo el lanzador Chris Bassitt. “El año pasado, definitivamente no quiero volver a revivirlo, pero expuso muchas cosas y puso a prueba a mucha gente. Siento que todos, desde Mark [Shapiro] y Ross [Atkins] hasta el último muchacho de nuestra organización, han respondido de la manera correcta. Ahora, tienes muchachos que realmente se preocupan el uno por el otro desde la primera a la novena entrada, desde el último jugador del equipo hasta el primero”.
Los comentarios sobre un "mejor clubhouse" y cosas así siempre se reciben con cierta sospecha hasta que llegan las victorias, pero mirando hacia atrás, veteranos como Bassitt, Kevin Gausman, George Springer y otros parecían estar prediciendo el futuro en febrero, marzo y abril.
Tomemos la cuarta entrada del miércoles, por ejemplo. Sí, el cuadrangular de Ernie Clement un poco después fue más divertido de ver, pero los Azulejos primero se apoyaron haciendo las llamadas “pequeñas cosas”. Primero vino Myles Straw apuntándose un hit con un toque, luego el dominicano Jonatan Clase con una base por bolas y Tyler Heineman con un toque de sacrificio. Para cuando Bo Bichette y el dominicano Vladimir Guerrero Jr. llegaron para impulsar una carrera cada uno, los Azulejos habían puesto a dos corredores en posición de anotar bateando la pelota… a unos pocos pies.
Mientras los Azulejos avanzaban con dificultad por el complicado 2024 —y particularmente después de vender en la Fecha Límite de Cambios— Bassitt no vio esto. Nadie quería jugar para sí mismo, dijo Bassitt, pero en cierto punto, es natural buscar estadísticas personales en una temporada perdida. Sin embargo, las estadísticas no deben ser buscadas.
“Lo más fácil de hacer cuando no te preocupan tus estadísticas es jugar el uno para el otro. Entonces, de alguna manera, tus números aparecen”, apuntó Bassitt. “Creo que estamos jugando un gran béisbol, jugando el uno para el otro, trabajando duro el uno para el otro y hablando de béisbol. Se está notando”.
La verdadera tragedia no reside en fallar, sino en fallar y negarse a aprender de los errores. Los mejores equipos de la liga perderán de 60 a 70 juegos este año. Los mejores bateadores seguirán siendo out el 60% o más de las veces.
Estamos viendo esto también en el cuerpo técnico de los Azulejos, algo de lo que el mánager John Schneider se siente mucho más cómodo hablando en el 2025. Durante casi toda la temporada, los Azulejos se han visto obligados a improvisar un plan de pitcheo para el puesto de Max Scherzer en la rotación. El miércoles fue el turno de Eric Lauer nuevamente, lanzando 72 envíos. Pero ha dependido de Schneider, el coach de pitcheo Pete Walker y su personal tomar las decisiones correctas en los momentos correctos. Eso comenzó con una larga reflexión sobre cuándo se han equivocado.
“Me he equivocado muchas veces, así que siento que tengo una mejor idea de cuándo exigirle a un muchacho o cuándo ir a sacarlo”, comentó Schneider sobre las decisiones de pitcheo. “Han mejorado nuestras conversaciones y nuestro proceso de planificación previo al juego, te lo puedo asegurar, a través de los fracasos y los éxitos. Al principio es incómodo, porque no es el [abridor] tradicional lanzando 80 o 100 pitcheos, pero estoy aprendiendo a disfrutarlo”.