DENVER -- El bate de Bo Bichette lleva el mismo ritmo de un tambor, persistente y aumentando el sonido.
Los largos turnos fueron las primeras señales. Cuando Bichette pasa por su mejor momento, es el bateador con mayor tenacidad, desperdiciando lanzamiento tras lanzamiento, enloqueciendo al hombre en la lomita. Luego llegan los hits -- los suficientes para elevarlo al liderato de las Grandes Ligas -- pero el trueno de Bichette revela algo completamente diferente.
Los dos sendos cuadrangulares de Bichette lo hicieron la figura del triunfo por 15-1 sobre los Rockies en el Coors Field. Desde el primero de julio, Bichette no solamente le ha dado a la pelota hacia todas las bandas, sino que también ha estado castigando la bola. Esta es la ligera diferencia entre Bichette como un sólido jugador o toda una estrella, en una campaña como esta, el estrellato puede llevar a los Azulejos a lugares que no han visto en décadas.
Han pasado más de 25 años desde que alguien con el apellido Bichette dio un jonrón en el Coors Field, cuando el papá de Bo, Dante, dio el último de los 111 bambinazos de su carrera en dicho estado. El lunes, Bichette fijó una marca personal con seis remolcadas en un partido, algo que su padre logró apenas dos veces en su carrera en el hogar de los Rockies.
Dante se desarrolló lentamente y su marca personal fue 27 vuelacercas antes de irrumpir con 40 en 1995, pero en dicho año era mayor que Bo -- pasando por su temporada con 31 años. Esa fue la campaña en la que surgieron en Denver los Bombarderos de Blake Street con Bichette junto a Larry Walker, el mexicano Vinicio Castilla y el venezolano Andrés Galarraga.
Esa no será la identidad de los Azulejos. Incluso ni la escuadra canadiense del 2015 y 2016 se acercaba a esa, acudiendo a los cañonazos de una estelar parte gruesa de la alineación integrada por Josh Donaldson, más los dominicanos José Bautista y Edwin Encarnación.
Esta versión del club de Toronto está armada para ver los aportes de cada uno en el roster -- todos los titulares habían dado un imparable tras la tercera entrada del juego del lunes -- pero todavía necesitaban un impacto que cambiara el juego, y no hay mejor manera que el poder. Eso es lo que puede que una serie de un giro de 3-1 en vez de 2-2 en octubre.
Dalton Varsho también aportó a la fiesta de batazos, dando un tablazo de 451 pies sobre el bosque derecho que igualó el jonrón más largo de su carrera de MLB. Fue el primer bambinazo de Varsho desde que regresó de la lista de lesionados, pero hubo un verdadero poder impactante, de igual manera que Bichette. Puede que no se vea 50 veces en una temporada, pero cuando ocurren con consistencia por todo el lineup, los Azulejos son una amenaza.